A nueve días del desastre, algunas familias damnificadas de la comunidad de Laquiña, en Sacaba, improvisaron un refugio para cobijarse y atender con alimentos a los operadores de la maquinaria pesada que trabaja en el encauce del río.
Mientras los trabajos de dragado en la parte alta del río avanzan, los pobladores se dan modos para preparar el almuerzo y acondicionar dos precarios ambientes, que sirven como dormitorio y depósito de los pocos enseres que lograron rescatar del lodo.
“Nosotros vamos a dar alimentación a los operadores, también estamos buscando donde puedan cobijarse, necesitamos ayuda, nos faltan alimentos y el agua se nos va a acabar en unos días”, indicó Casto Ríos, un representante de la comunidad.
En un recorrido, Los Tiempos constató ayer que el panorama en Laquiña es desolador, porque los damnificados sufren por falta de víveres y servicios básicos, mientras aguardan que la maquinaria ingrese a retirar el sedimento que cubre sus viviendas.
Ríos comentó que los técnicos recomendaron aguardar a que el lodo se seque para intervenir el área para reducir los riesgos.
El alcalde Pedro Gutiérrez informó que se tiene un avance del 40 por ciento en los trabajos de estabilización del río y detalló que el área afectada por la riada comprende 30 hectáreas.
“Lo que nos toca ahora es un trabajo conjunto para restituir todo lo afectado, eso es lo que estamos haciendo con la Agencia Estatal de Vivienda y los ministerios de Desarrollo Rural y Medio Ambiente”, afirmó.
La autoridad detalló que se cuantificaron 12 viviendas afectadas por la mazamorra.