La expectativa de inversión de los bolivianos disminuyó significativamente, reflejando un sentimiento de incertidumbre económica y una postura conservadora ante compras o proyectos de inversión. Esta tendencia fue revelada por el Índice Primario de Sentimiento del Consumidor (IPSC), desarrollado por Ipsos Ciesmori, el cual mostró un deterioro tanto en las actitudes de inversión como en otros factores económicos clave.
En 2023, el Índice de Inversión se encontraba en 31,2 puntos; sin embargo, a octubre de 2024, descendió a 20,9, lo que sugiere una postura cautelosa de los consumidores bolivianos en comparación con otros países de la región, como Colombia y México, que mantienen puntajes superiores a 45 en esta métrica. Esto podría repercutir en sectores como la construcción y el comercio de bienes duraderos, donde las inversiones de particulares son esenciales para mantener el dinamismo económico.
El análisis por ciudades muestra variaciones importantes. En La Paz, el Índice de Inversión se sitúa en 19,8 puntos, mucho más bajo que los 35,5 registrados el año pasado. El Alto sigue una tendencia similar, con 19,7 puntos, mientras que Santa Cruz y Cochabamba muestran índices ligeramente más altos, de 22,3 y 20,8 puntos, respectivamente. No obstante, en 2023 todas estas ciudades tenían índices superiores a 30 puntos, lo que revela una caída generalizada en la confianza.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), otro componente clave del IPSC, se encuentra en 12,3 puntos en Bolivia, el nivel más bajo de los países de la región evaluados. Esta cifra sugiere una percepción desfavorable sobre la situación económica actual y futura, lo cual afecta las decisiones de consumo e inversión de las familias bolivianas. En Brasil y Chile, el ICC supera los 35 puntos, lo que denota una mayor confianza en sus economías.
El Índice de Expectativas, el subíndice más alto en Bolivia, alcanza los 39,4 puntos, aunque continúa por debajo del promedio regional, donde países como Argentina y Perú superan los 45 puntos. Esto refleja expectativas moderadas de los bolivianos sobre el futuro económico. En cuanto al empleo, el índice se ubica en 18,4 puntos, mostrando una percepción reservada sobre el mercado laboral y sugiriendo que persisten desafíos en cuanto a estabilidad y oportunidades laborales.
Este panorama plantea un reto para el gobierno y el sector privado, quienes tienen la oportunidad de implementar políticas y estrategias para restaurar la confianza de los consumidores. A diferencia de otros países vecinos que muestran mayor optimismo, Bolivia necesita fomentar un ambiente que promueva la inversión y el crecimiento sostenible.
La disminución en la confianza de los consumidores y en su disposición a invertir también podría tener efectos prolongados en el crecimiento económico y el desarrollo del mercado interno en Bolivia. Con un bajo índice de inversión y empleo, el consumo y la generación de empleos podrían estancarse, limitando el poder adquisitivo de las familias y, en consecuencia, afectando la demanda de bienes y servicios.
Hace 200 años y cuatro días tuvo lugar la batalla que definió la liberación de las colonias españolas y cuyas características e impacto tendrían que inspirar en los bolivianos el espíritu de la celebración que merece el bicentenario de nuestra independencia.
IGNACIO VERA DE RADA
El mundo de hoy avanza sin duda alguna mucho más rápido que el de nuestros abuelos y bisabuelos, y muchísimo más rápido que el de hace tres o cuatro siglos. El de hace miles de años debió ser muy lento, casi estático. Pequeñas comunidades humanas, dispersas unas de otras, debieron conformar, pues, un mundo relativamente fácil de entender, o al menos mucho más fácil de entender que el de la actualidad.
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El día 10 de diciembre de 2024 fue emitida la entrevista al famoso empresario y boliviano más rico del momento: Marcelo Claure, que generó bastante expectativa en la población boliviana, pues hablamos de uno de los personajes más relevantes en el acontecer nacional y también en el ámbito deportivo por su exitosa gestión con el Club Bolívar (de cuyo equipo soy fanático).
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Recientemente, los medios de comunicación informaron sobre la muerte de una adolescente de 16 años debido a un aborto mal practicado en un consultorio privado en la ciudad de Oruro. Lamentablemente no es la primera ni la última vez que ocurre algo así, ya que nuestra legislación penaliza el aborto. Al margen de las causales que permiten su realizan en centros de salud pública, vale la pena reflexionar sobre las circunstancias en las que sucede clandestinamente.
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En diciembre, en casi todas partes del mundo, las personas se desplazan de uno a otro lado con el objetivo de retornar al hogar infantil, de reencontrarse con la familia, de participar en la reunión navideña. Como aseguraba mi hija: “no hay mejor hotel que el hotel mamá”.
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