Israel lamentó este lunes la "desafortunada declaración" del representante de China en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde defendió el uso de la fuerza y la lucha armada por parte de los palestinos como su "derecho inalienable a defenderse ya la autodeterminación".
"Las leyes de la guerra no permiten el ataque sistemático y deliberado a civiles ni el uso de civiles como escudos humanos, dos crímenes de guerra que Hamás comete en nombre de la lucha armada", afirmó hoy el Ministerio de Exteriores israelí en un comunicado.
Ma Xinmin, representante del Ministerio Chino de Exteriores, afirmó el pasado jueves ante la CIJ que China "ha apoyado constantemente la causa justa del pueblo palestino en la restauración de su derecho legítimo" y lamentó que la solución de dos Estados "ha sido continuamente eludida ya que las resoluciones relevantes de la ONU no se han implementado efectivamente".
La CIJ celebró la semana pasada audiencias para analizar, a petición de la Asamblea General de la ONU, "las consecuencias legales derivadas de las políticas y prácticas de Israel en los territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalén Este", para emitir una opinión jurídica no vinculante. solicitada en 2022, antes de la guerra en Gaza.
"En este momento, la declaración china podría interpretarse como un apoyo al ataque terrorista asesino cometido por Hamás el 7 de octubre", indicó el Ministerio israelí.
"China debería preguntarse por qué la organización terrorista Hamás se apresuró a elogiar las palabras del asesor jurídico chino de la CIJ", agregó.
La CIJ también ha abierto un proceso por genocidio contra Israel, a demanda de Sudáfrica, que comenzó en enero.
Los incendios forestales que asolan Bolivia desde hace más de tres meses han arrasado ya 4 millones de hectáreas, devastando miles de árboles y acabando con innumerables vidas animales. El impacto humano es igual de aterrador: familias enteras han tenido que ser evacuadas, viviendas se han convertido en cenizas, y niños y jóvenes han dejado de ir a la escuela por seguridad.
IGNACIO VERA DE RADA
Parecía que, con el fin de los regímenes totalitarios del siglo XX, el tiempo de la censura cultural había terminado… pero no. Hoy, a la par que las fecundaciones in vitro, los cohetes en el espacio, los intentos de transhumanismo y la comunicación instantánea, el mundo todavía se divide en grupos de rivales fanáticos que creen detentar la verdad.
Parecía que, con el fin de los regímenes totalitarios del siglo XX, el tiempo de la censura cultural había terminado… pero no. Hoy, a la par que las fecundaciones in vitro, los cohetes en el espacio, los intentos de transhumanismo y la comunicación instantánea, el mundo todavía se divide en grupos de rivales fanáticos que creen detentar la verdad.
CARLOS DERPIC SALAZAR
El 3 de julio pasado, el inefable ministro de Gobierno convocó a una conferencia de prensa, con la clara intención de instruir a los asistentes (y también a los no asistentes, de Bolivia y el mundo) acerca de lo que es un golpe de Estado.
El 3 de julio pasado, el inefable ministro de Gobierno convocó a una conferencia de prensa, con la clara intención de instruir a los asistentes (y también a los no asistentes, de Bolivia y el mundo) acerca de lo que es un golpe de Estado.
GARY A. RODRÍGUEZ
Habían pasado tan solo cinco días desde nuestro último encuentro en la Reunión de Directorio del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), cuando, de una forma inesperada, se produjo el infausto suceso que marcaría la vida de muchísima gente.
Habían pasado tan solo cinco días desde nuestro último encuentro en la Reunión de Directorio del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), cuando, de una forma inesperada, se produjo el infausto suceso que marcaría la vida de muchísima gente.
En la truculenta historia de Bolivia, el asesinato político ha sido una constante. Desde el motín del 18 de abril de 1828, cuando se intentó asesinar a Sucre, y el horrendo crimen del 1 de enero de 1829, en el que se victimó a Pedro Blanco, la lista de crímenes es larga.
En la truculenta historia de Bolivia, el asesinato político ha sido una constante. Desde el motín del 18 de abril de 1828, cuando se intentó asesinar a Sucre, y el horrendo crimen del 1 de enero de 1829, en el que se victimó a Pedro Blanco, la lista de crímenes es larga.