En el centro de Manhattan, una zona de Nueva York muy vigilada y transitada por trabajadores y turistas, Luigi Mangione abatió el miércoles pasado a quemarropa al director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, y protagonizó una fuga de película que concluyó seis días después en el estado de Pensilvania.
Mangione (26 años) sabía que Thompson (50 años) debía acceder al Hotel Hilton Midtwon temprano en la mañana, alrededor de las 6:40, y llegó a la entrada del edificio unos 10 minutos antes para estar preparado cuando llegara al ejecutivo, que tenía previsto celebrar allí una reunión con inversores.
Puntual a su cita, Thompson arribó al lugar y, tan pronto se acercó a la entrada, fue alcanzado por los disparos, en el torso y en la pantorrilla, del encapuchado, que se fugó del lugar del crimen, pasó por un callejón y se desplazó en una bicicleta hasta Central Park.
Tras un fin de semana sin muchas novedades, las autoridades detuvieron el lunes al sospechoso, un joven de 26 años oriundo de Maryland del que, hasta ahora, se sabe que procede de una familia acomodada y que estudió en la Universidad de Pensilvania, una de las prestigiosas Ivy League de Estados Unidos.
En el momento de su detención, Mangione llevaba un arma con silenciador que pudo haber sido fabricada con una impresora 3D, así como un documento escrito a mano que contenía “animadversión hacia la América empresarial”.
Actualmente, el sospechoso permanece en prisión sin fianza dentro de una celda de máxima seguridad de Pensilvania.