Ronald Koeman y Gareth Southgate, objetivo de los reproches antes y durante la Eurocopa, en el punto de mira de sus detractores por la irregular imagen que han ofrecido durante el torneo Países Bajos e Inglaterra, pelearán hoy (15:00 HB) en el Signal Iduna Park de Dortmund para dirigir a sus equipos hacia la final de Berlín y silenciar a todos los críticos que dudaron de su desempeño a lo largo del último mes.
Ni Koeman ni Southgate han podido disfrutar de la experiencia de la Eurocopa con una tranquilidad plena. Sobre todo el segundo, cuya selección ha generado más dudas que la de los Países Bajos, que ha ido de menos a más hasta conseguir aparecer en una ronda en la que muchos no esperaban que estuviese. Sí se creía en el combinado británico, anterior finalista y derrotado en Wembley por Italia en la tanda de penaltis y con una selección de figuras internacionales casi insuperable.
Pero algo ha fallado en Southgate, que no ha conseguido que sus jugadores funcionen como en anteriores torneos. Siempre ha pasado algo que ha desestabilizado al campamento inglés, que prácticamente, hasta su clasificación para las semifinales, no ha podido respirar tranquilo. Y el primero en alterar la paz de su selección fue el mismo Southgate, que antes del inicio de la Eurocopa aseguró en una entrevista que si no ganaba el título dejaría el cargo después de ocho años.
Países Bajos, mientras, tampoco ha tenido un viaje cómodo por la Eurocopa. Sobre todo, en la fase de grupos, en la que ocupó la tercera plaza por detrás de Francia y Austria y generó muchas dudas. Koeman y sus jugadores, pero sobre todo Koeman, aguantaron la lluvia de reproches por un juego irregular, carente de identidad y con un técnico al que no le ha importado criticar abiertamente a alguno de sus jugadores tras la derrota frente a Austria (2-3) en su tercer encuentro.
Uno de los más damnificados fue Joey Veerman, a quien señaló tras sustituirle en la primera parte del choque ante Austria: “Se supone que es bueno con el balón, se tropezaba”, dijo. (Efe).