En las semifinales de la Euro de 1968 tuvo lugar en Nápoles uno de los episodios más recordados de la historia del fútbol: Italia se clasificó a la gran final del torneo gracias al lanzamiento de una moneda que, tras el empate sin goles después de 120 minutos, eliminó a la Unión Soviética.
Fue el 5 de junio de aquel año. El reglamento no contemplaba los penaltis, por lo que la única solución fue el lanzamiento de una moneda. No se hizo en público, delante de todo el estadio y con todos los jugadores presentes.
El colegiado, Tschenscher, de Alemania Occidental, llamó a los capitanes al vestuario. Acudieron Giacinto Tacchetti y Albert Alekseyevich Shesternyov, acompañados de un oficial de la UEFA.
Se hizo el silencio total en San Paolo. Corrieron teorías y creencias de que el sorteo se ganó gracias al patrono de la ciudad San Gennaro. También se atribuyó a la Camorra, mafia italiana y una supuesta moneda de dos caras puesta en el sorteo.
Lo cierto es que Italia celebró y el 10 de junio ganó el título en Roma al vencer 2-0 a Yugoslavia (Efe y agencias).