Acompañado de su compañero y amigo Daniel Evans, que no podía evitar las lágrimas de emoción, aplaudido por sus rivales, los estadoundenses Taylor Fritz y Tommy Paul, y ovacionado por la grada que coreó una y otra vez su nombre, Andy Murray puso fin a su carrera como jugador, derrotado en los cuartos de final de dobles por 6-2 y 6-4.
Mientras los norteamericanos celebran su pase a la lucha por las medallas citados con los australianos Mathew Ebden y John Peers, Andy Murray se dirigió al centro de la pista del recinto Suzanne Lenglen, brazos en alto y el gesto contrariado. Cabizbajo y agradecido a la vez.
Era un adiós definitivo. Anunciado pero definitivo. El último. Habían resucitado una y otra vez en las rondas previas a base de salvar puntos de partido una y otra vez. Ocurrió con los belgas Sander Gille y Jonan Vliegen y también, antes, con los japoneses Taro Daniel y Kei Nishikori.
Pero los estadounidenses son otra cosa. No hicieron concesiones y firmaron la última historia sobre la pista de uno de los jugadores más grandes de la historia reciente. Andy Murray, marcado por las lesiones, por su afán de volver, por su lucha contra las limitaciones.
Fue el culpable de que, durante un tiempo, nada corto, el legendario 'big three' fuera un 'big four'. A las andanzas exitosas de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic se había sumado, desde hacía algún tiempo, el británico Andy Murray que este jueves caluroso de julio en París dijo adiós a su carrera profesional tras ser eliminado, junto a su amigo Daniel Evans, del torneo de dobles de los Juegos Olímpicos, el torneo, probablemente, que más gloria dio al escocés de ahora 37 años.
Murray formó parte, como miembro consolidado y por derecho propio, en un jugador que compartió la hegemonía del tenis durante años, capaz de imponerse en cualquier momento a Federer, Nadal o Djokovic. Así fue hasta que en el 2019 llegó la lesión que le cambió la vida, la operación de cadera.
El primer británico en ganar un torneo del Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos, desde que Fred Perry lo consiguió en 1936, inició su decadencia. No por malos resultados, ni superado en la cancha. Fue la salud la que le dejó fuera de combate. Un sinfín de lesiones, especialmente la intervención quirúrgica que terminó con una prótesis en la cadera. Y la espalda, maltrecha.
El doble veces campeón de Wimbledon, donde también rompió barreras y acabó con el maleficio histórico para los británicos en Londres, se situó a un lado. Lo hizo desde arriba, como uno de los grandes aspirantes a cada éxito, como parte del nuevo dominio en el tenis. Tal fue la dictadura impuesta por el cuarteto que, durante ocho temporadas, de Roland Garros 2005 al Abierto de Estados Unidos del 2013, se habían repartido todas las competiciones del Grand Slam menos el USA Open del 2009 que ganó el argentino Juan Martín del Potro, llamado también a ser incluido en la élite del tenis y también apartado por las lesiones.
El tiempo no perdona. Murray se quedó al margen y los cuatro se quedaron en tres. El big Three que se ha asentado. El presente no tuvo en cuenta los tres 'major' logrados por el escocés, ni los dos oros olímpicos que colgaron su cuello; consecutivos: en Londres 2012 y Río 2016.
Nada fue lo mismo ya para Murray, el primer británico en recuperar el éxito en el All England Club en setenta y siete años. El otrora número uno del mundo antes de que la salud le relegara en el circuito, cierra su recorrido con 46 trofeos a sus espaldas. El título de AMberes, en el 2019 fue el último. Aunque después, en su retorno que intentó una y otra vez, le acercaron al éxito. Jugó tres finales. En Stuttgart y Sydney en el 2022 y la última, en Doha. Las perdió.
De nuevo en la acción olímpica Andy Murray ha puesto punto y final en su carrera. En un evento marcado por las despedidas de la competición, Murray, aquejado de una nueva lesión la espalda que le ha tenido de baja y puso en entredicho su presencia en París, el escocés se aferró al dobles junto a su amigo Evans para tener un adiós en el podio.
Se quitó del individual Murray y se centró en el cuadro de parejas. Salvó cinco puntos de partido en el choque de primera ronda contra los japoneses Kei Nishikori y Taro Daniel antes de medirse a los belgas Sander Gille y Joran Vliegen ante los que también resistió. No atravesó los cuartos de final. Superados por Tommy Paul y Taylor Fritz en la Suzanne Lenglen. Los llevaron al límite. Como siempre, como hizo Murray a lo largo de su historia en la pista una y otra vez.