Al menos cinco de los productos agrícolas de consumo cotidiano que se venden en mercados, supermercados y ferias barriales de Cochabamba contienen residuos de sustancias químicas —varias de ellas plaguicidas altamente peligrosos (PAP)— de acuerdo con los resultados de un estudio de la fundación Agrecol Andes, realizado a partir de muestras colectadas entre junio y julio de este año.
Esa información fue dada conocer el sábado, en el taller “Voces contra el veneno en tu plato” organizado por la mencionada fundación y otras “organizaciones aliadas”.
“En los alimentos que consumimos quedan residuos de los agroquímicos utilizados en los cultivos y son un riesgo para la salud de los consumidores y también de los productores”, afirmó Tito Villarroel, ingeniero agrónomo de la Fundación Agrecol Andes, al presentar los resultados de la investigación sobre la contaminación de alimentos con agrotóxicos en Cochabamba.
Es la segunda investigación de ese tipo que realiza esa organización, aplicando protocolos rigurosos para la toma de muestras en puntos de ventas y parcelas de cultivo.
De las 38 muestras de tomate, apio, lechuga, trigo, papa y maíz, 15 contenían residuos de 23 plaguicidas, 10 de ellos altamente peligrosos y la mayor parte prohibidos en otros países.
Los órganos y sistemas más afectados por los plaguicidas —además del órgano de entrada, por ejemplo pulmones o piel— son el hígado, el sistema circulatorio, el riñón y el sistema nervioso, en particular. Varias de esas sustancias son cancerígenas.
Aumenta el uso de agroquímicos
En Bolivia, según datos oficiales, la importación de agroquímicos se incrementó de 30 mil a 180 mil toneladas entre 2000 y 2022.
En lo que va de este año, ingresaron al país, 208.163 litros de spirodiclofen, una sustancia clasificada como cancerígena por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas.
Bolivia carecede sistemas de control estatal de la toxicidad de las sustancias químicas utilizadas en los cultivos y de análisis de los productos agrícolas.