Tras 17 días de bloqueos en Bolivia impulsados por sectores afines a Evo Morales, las pérdidas en el sector industrial superan los 2.200 millones de bolivianos, informó ayer la Cámara Nacional de Industrias (CNI). La situación, que afecta especialmente a Cochabamba —punto clave de conexión entre oriente y occidente—, amenaza con consecuencias de largo alcance para la economía y la estabilidad social boliviana.
El presidente de la CNI, Pablo Camacho, advirtió que la economía boliviana enfrenta una situación delicada y que la falta de acción por parte del Gobierno podría llevar al país a un estado de “terapia intensiva”. Camacho calificó las afectaciones como “millonarias” y alertó sobre el deterioro de la imagen internacional de Bolivia, lo que podría comprometer sus exportaciones y su posición en el mercado global.
“La economía está en terapia intensiva; la afectación es enorme, millonaria, con un daño a la imagen internacional del país y nuestras exportaciones”, declaró Camacho. Criticó, además, la falta de acciones gubernamentales para garantizar el libre tránsito y el derecho al trabajo de miles de bolivianos.
El dirigente subrayó que la industria manufacturera y el sector agropecuario son los más impactados. La escasez de insumos, como diésel y materias primas, paraliza fábricas y pone en peligro la siembra de invierno y alimentos básicos. “La falta de diésel para la siembra compromete la provisión de carne, pollo y cerdo para fin de año”, advirtió.
Crisis en Cochabamba
El presidente de la Federación de Entidades Empresariales de Cochabamba (FEPC), Juan Pablo Demeure, dijo que los bloqueos han generado una interrupción en la cadena de suministro y paralizado a cientos de empresas. “La falta de insumos y materias primas debido a los bloqueos de carreteras ha interrumpido la cadena de suministro, afectando gravemente la continuidad de operaciones productivas en Cochabamba”, explicó.
Agregó que el sector de transporte y logística es uno de los más golpeados, pues Cochabamba es un eje de tránsito esencial para el movimiento de bienes y personas. “Más de un centenar de empresas no pueden recibir los materiales para mantener sus niveles de producción, lo que ha paralizado parcialmente o por completo sus actividades”, afirmó.
El sector agropecuario enfrenta desafíos adicionales. La escasez de insumos, como semillas, fertilizantes y diésel, pone en riesgo tanto la producción como el suministro de productos perecederos. “El colapso del transporte y logística, junto con la falta de insumos críticos, está afectando tanto a productores como a consumidores, provocando pérdidas en cultivos y mortandad de ganado”, advirtió Demeure.
Sectores más afectados
La crisis interrumpe gravemente la cadena de producción en Cochabamba y en otras regiones de Bolivia. Sectores como transporte y logística, agropecuario, manufactura, turismo y gastronomía enfrentan una crisis sin precedentes. El sector agropecuario, que depende de la distribución de insumos y productos perecederos, reporta pérdidas significativas por la imposibilidad de movilizar mercancías a tiempo.
Entre otros sectores más golpeados está la floricultura, que en plena temporada de Todos Santos enfrenta serias dificultades para transportar sus productos a otros mercados. Muchos floricultores intentaron enviar sus mercancías por vía aérea, una opción costosa y prohibitiva para algunos.
El cierre de rutas redujo drásticamente la afluencia de turistas al trópico de Cochabamba, donde nueve de cada 10 empresas han dejado de operar por la falta de visitantes. Según la FEPC, el turismo gastronómico representa el 30% del consumo turístico, por lo que la crisis afecta no solo a empresarios del sector, sino a miles de trabajadores y sus familias.
Las organizaciones empresariales, encabezadas por la CNI y la FEPC, solicitaron al Gobierno una intervención urgente para desbloquear las rutas y restablecer el tránsito normal de bienes y personas. Las asociaciones industriales y empresariales argumentaron que los bloqueos violan el derecho al trabajo y al libre tránsito, afectando directamente la economía del país y la seguridad alimentaria de la población.