Después de la aprobación del Decreto Supremo (DS) 5218, el sector privado ya importó un volumen de 25 millones de litros de combustibles para consumo propio y logró obtener la autorización de 100 millones de litros más, informó el viceministro de Industrialización, Adams Hurtado.
"Ya tenemos como 25 millones de litros actualmente importados y autorizados tenemos como 100 millones de litros para consumo propio", explicó la autoridad gubernamental este lunes en contacto con RTP.
El Decreto Supremo 5218, aprobado en septiembre pasado, reduce los tiempos y trámites burocráticos para la importación. Anteriormente el proceso implicaba la presentación de documentos ante un juez, lo que podía extenderse de 30 a 60 días.
Sin embargo, con la nueva normativa, las empresas privadas solo deberán realizar una declaración jurada ante la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), lo que les permitirá una gestión inmediata.
El Gobierno nacional espera que el volumen de combustible importado por el sector privado ayude a aliviar la demanda interna y, a su vez, reducir el monto de la subvención a los hidrocarburos.
A ello se suma el Decreto Supremo 5271, aprobado este mes, que autoriza la libre importación y comercialización de combustibles por un año y cuya reglamentación fue aprobada la semana pasada.
Para el trámite fue abierta una ventanilla única, tanto en Santa Cruz como en La Paz, para que en la misma se centralicen trámites que se requieren de la ANH, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y Sustancias Controladas.
"Tenemos muy buena aceptación, existen empresas que ya han presentado su primer trámite, que es la no objeción por parte de Yacimientos y eso va a permitir viabilizar las importaciones por parte de los privados, de acuerdo a las disponibilidad y capacidades que ellos tengan", añadió Hurtado.
Hace casi un año, Bolivia comenzaba a vivir por esta misma época los primeros desastres provocados por las lluvias; ahora, nuevamente, se tienen señales de alerta por los desbordes que comenzaron en Tarija, Luribay y Trinidad y se extendieron a Colcapirhua, Santa Cruz y el trópico de Cochabamba.
GARY A. RODRÍGUEZ
El 7 de diciembre pasado me hicieron feliz al distinguirme como “Economista del Año - Gestión 2024”. ¡Un bálsamo en medio del desierto! En los cinco minutos que me dieron, pude reflexionar sobre varias cosas. He aquí lo dicho:
“Me siento muy honrado y emocionado por la distinción que hoy recibo como Economista del Año. No sé si la merezco, siendo que hay muchos colegas con sobrados méritos para recibir tal reconocimiento, en lugar mío”.
El 7 de diciembre pasado me hicieron feliz al distinguirme como “Economista del Año - Gestión 2024”. ¡Un bálsamo en medio del desierto! En los cinco minutos que me dieron, pude reflexionar sobre varias cosas. He aquí lo dicho:
“Me siento muy honrado y emocionado por la distinción que hoy recibo como Economista del Año. No sé si la merezco, siendo que hay muchos colegas con sobrados méritos para recibir tal reconocimiento, en lugar mío”.
Como me ocurre casi siempre, leí con interés la columna del periodista Juan José Toro. Pero, en esta ocasión, quiero hacer notar una seria discrepancia sobre lo leído en el artículo que publicó Los Tiempos, el pasado jueves 5 de este mes.
Como me ocurre casi siempre, leí con interés la columna del periodista Juan José Toro. Pero, en esta ocasión, quiero hacer notar una seria discrepancia sobre lo leído en el artículo que publicó Los Tiempos, el pasado jueves 5 de este mes.
EDWIN CACHO HERRERA SALINAS
En las últimas semanas, en el marco de la crisis multidimensional, una angustia se ha puesto por encima de otras preocupaciones ciudadanas: el hambre, fruto de la escasez y la elevación de precios del aceite, arroz y otros artículos de consumo diario. El Gobierno ha tenido que recurrir a la confiscación —y todo lo que implica— para evitar que la falta de comida en las mesas de las familias sea el caldo de cultivo para la movilización social.
En las últimas semanas, en el marco de la crisis multidimensional, una angustia se ha puesto por encima de otras preocupaciones ciudadanas: el hambre, fruto de la escasez y la elevación de precios del aceite, arroz y otros artículos de consumo diario. El Gobierno ha tenido que recurrir a la confiscación —y todo lo que implica— para evitar que la falta de comida en las mesas de las familias sea el caldo de cultivo para la movilización social.
JUAN JOSÉ TORO MONTOYA
El director del Servicio Departamental de Deportes (Sedede) de Potosí, Edgar Gonzales, hizo aprehender al periodista Juan Orellana acusándolo de extorsión. Si él estaba en capacidad de probar esa acusación, podía haberlo hecho ante cualquier tribunal, pero eligió la justicia ordinaria y ese es el principal error en este caso.
El director del Servicio Departamental de Deportes (Sedede) de Potosí, Edgar Gonzales, hizo aprehender al periodista Juan Orellana acusándolo de extorsión. Si él estaba en capacidad de probar esa acusación, podía haberlo hecho ante cualquier tribunal, pero eligió la justicia ordinaria y ese es el principal error en este caso.