En los últimos meses, Bolivia enfrenta dos problemas climatológicos a la vez: inundaciones y sequías, que no dan tregua al país. Hasta fines de 2023, algunas regiones enfrentaban una crisis hídrica debido a la falta de precipitaciones pluviales que determinó que los embalses bajaran a niveles críticos; pero, ahora con este periodo de lluvias, las represas se llenaron e incluso se dio el rebalse en algunas, además de provocar desastres en varios municipios.
En los primeros meses de 2024, Bolivia pasó de una dura sequía, que afectó a por lo menos 28 mil familias, a un exceso de lluvias, que en las últimas semanas superaron los registros normales de varias décadas.
El docente e investigador del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) Luis Blacutt, en un reporte, explicó que la magnitud de las precipitaciones pluviales son producto del denominado fenómeno de El Niño y el cambio climático, que hacen que sean intensas y prolongadas.
Las lluvias golpearon duramente a algunas regiones de La Paz, Pando y Cochabamba.
En ese contexto, el secretario municipal de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades (Smrgv), Juan Pablo Palma, señaló que estas lluvias resultan “un evento extremo” debido al fenómeno de El Niño.
“Febrero ya tenemos un mes muy excesivo. A la fecha, tenemos 175 milímetros o 175 litros por cada metro cuadrado de precipitación. Para comprender, en una época similar del fenómeno de El Niño, el récord histórico era de 140 milímetros; actualmente ha llovido 175”, explicó.
Datos históricos
El Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), presenta datos de precipitación pluvial por ciudades entre 1990-2024.
Pero para el presente artículo tomaremos en cuenta la información de los primeros meses de 2014 y 2024.
Siendo La Paz la región más afectada, observamos un incremento inusual o extraordinario de precipitación entre enero y febrero.
En estos meses, en 2014, La Paz registró 94 y 73 milímetros de lluvia; sin embargo, en 2024, en enero, La Paz registró una precipitación de 86 milímetros, un poco inferior a lo que se dio en 2014, pero en febrero de este año llega a 163, e incluso autoridades de la Alcaldía paceña aseguran que fue de 175 milímetros. Cada milímetro equivale a un litro por metro cuadrado.
Las persistentes lluvias durante febrero y enero han provocado un aumento en el caudal de los ríos, resultando en derrumbes de caminos, daños en el sistema de alcantarillado, deslizamientos de tierra, grietas en muros y el colapso de viviendas como fue el caso en los barrios Irpavi II, Lipari y Callapa.
Recientemente, producto de los aguaceros, los desastres afectaron a otras zonas como Achumani, Aranjuez y Madre de Dios, entre otras, además de municipios en el norte paceño.
Según informó el Gamlp, alrededor de 3 mil personas se vieron directamente afectadas y unas 10 mil de manera indirecta.
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Además, hay un riesgo inminente de un deslizamiento de tierras que podría afectar a más de 4 mil viviendas
Desastre en Cobija
En el municipio de Cobija, Pando, se ha experimentado un histórico aumento en el nivel del agua, que determinó el desborde del río Acre.
Según datos proporcionados por el Gobierno Autónomo Municipal de Cobija, el 22 de febrero, el nivel del río alcanzó los 9 metros; para el 25 de febrero, esta cifra aumentó a 13,16 metros. El 27 de febrero, el nivel del río llegó a 15,83 metros, y el 28 de febrero, se registraron casi 17 metros.
En 2012, la crecida superó los 14 metros; en 2015, los 15 metros, que fueron los índices más altos registrados.
De acuerdo con la alcaldesa de Cobija, Ana Lucía Reis, este fenómeno es producto del cambio climático y la precipitación de lluvias.
Sin embargo, de acuerdo al registro de lluvias, las de esta gestión, enero con 145 y febrero con 152 milímetros, son menores a las registrados en la década 2014-2024.
Por ejemplo, en enero y febrero de 2014 se tuvo una precipitación de 345 y 348 milímetros de lluvias, respectivamente.
Otras regiones
De acuerdo con los datos del INE, en los dos primeros meses de esta gestión, los registros de lluvias no superaron sus récords históricos.
En ese contexto, se observa como las lluvias en Potosí son la más bajas registradas en el país. En enero fue de 23 y febrero 60 milímetros, que representa un déficit hídrico y por tanto sequía en la región.
En tanto, que en marzo en regiones como La Paz las lluvias son incesantes, otros puntos del país son asfixiados con duras sequías que llevan a tomar medidas extremas.
Es el caso del departamento de Potosí, donde la situación ha llevado a aplicar el conocido “bombardeo de nubes”, una estimulación artificial para provocar precipitaciones.
El trabajo se ejecutó en la parte alta de Potosí. El objetivo es principalmente generar lluvias por el sistema de dotación de agua Kari Kari.
El bajo nivel de lluvias también se da en Oruro, que en enero registró 32, y en febrero, 82 milímetros de precipitación.