Todas las noches, nuestro cielo nocturno pasa por arriba de nuestras cabezas con una cantidad ilimitada de objetos dignos de estudiar para la astronomía. Lamentablemente, la luz de la ciudad disminuye la cantidad de objetos astronómicos que se pueden fotografiar. Sin embargo, esto no limita a que se puedan sacar los telescopios, apuntar al cielo y obtener imágenes asombrosas con una sesión de astrofotografía.
Hoy en día, la astrofísica desarrolla telescopios que permiten ver, cada vez más, aquellos objetos astronómicos que son muy lejanos. Un ejemplo es el Gran Telescopio de Canarias (GTC), en España, que trabaja con un espejo de diámetro efectivo de 10,4 metros, el más grande del mundo. Y pues está claro que, en telescopios, hay de una gran diversidad, se podría decir que éstos se diseñan para observar el tipo de luz en específico que deseamos estudiar, o lo que es lo mismo, el espectro electromagnético. Entonces existen radiotelescopios, telescopios cherenkov, telescopios infrarrojos y telescopios ópticos. Y si hablamos de telescopios espaciales, el telescopio James Webb (JWST) y el telescopio Hubble (HST) son de las herramientas más eficientes para hacer ciencia.
Por tanto, con estos antecedentes científicos, en la actualidad la astrofotografía se deriva para realizarse de muchas maneras. Desde capturar imágenes con redes de telescopios remotos hasta disfrutar de equipamiento propio, en la comodidad del patio de cada casa. Lo que es cierto es que esta actividad permite ver más de lo evidente. Permite ganar experiencia en el uso de instrumentación, óptica y softwares dedicados. Y finalmente, evidenciar un universo dinámico, increíblemente único y apasionante de estudiar. Tal como es la naturaleza, la esencia de nuestro vecindario cósmico.
Objetos de cielo profundo
Nebulosas, cúmulos y galaxias. Éstos son los llamados objetos de cielo profundo, los objetivos al momento que hacemos astrofotografía. Ya sea en una salida nocturna a la periferia de Cochabamba, una captura de datos, para luego transformarlos en estos lienzos del cielo, representan más que la captura efímera, pues tienen un valor científico. Se requiere de tiempos de fotografía en orden de horas y minutos. Cada objeto requiere planificar la sesión de astrofotografía con detalle, ya que puede ser que se esté monitoreando el brillo de una supernova, un cuásar o un cometa.
Instrumentación
Anteriormente, el acceso y costo a un telescopio era limitado. En la actualidad, es fácil importar una montura computarizada y un telescopio de buena calidad. Sin embargo, entre las personas que hacen astrofotografía, términos como intervalómetro, seguimiento, astrometría o seeing son algunos conceptos de práctica. ¿Qué es necesario para hacer astrofotografía? Una cámara, un telescopio, una montura y accesorios para que todo el sistema funcione correctamente. Se puede invertir más y a cambio se obtendrá mejor óptica, electrónica y facilidad de uso para obtener la imagen final.
Ciencia con astrofotografía
Después de una sesión de tomas imágenes del objeto y las imágenes de calibración: “flat”, “bias” y “darks” seguirá un procesamiento dedicado con programas de edición para obtener las imágenes asombrosas. ¿Es posible hacer ciencia al hacer astrofotografía? ¡Claro que sí! La secuencia para obtener las imágenes del objeto, que también se las puede llamar imágenes de ciencia, siguen pasos ordenados para obtener una imagen de valor científico. Esta ya alineada, calibrada, reducida y editada. En observatorios profesionales se llama a esto “pipeline”. Y pues, es justamente el procedimiento que se sigue en astrofotografía, hasta antes de editar el arte en programas como Photoshop o PixInsight. Con estas imágenes de valor científico se puede ver el movimiento de cometas, obtener magnitudes de estrellas mediante fotometría, monitorear supernovas e incluso ver detalles en la estructura de los objetos, por ejemplo, la presencia de hidrógeno, oxígeno o sulfuro en el medio interestelar.
A continuación, presento un trabajo astronómico realizado con un telescopio refractor con diámetro de 61 mm y distancia focal de 275 mm, una montura de seguimiento, un filtro de polución lumínica y una cámara DSLR modificada. Todo parte de un equipamiento portátil, donde la mayoría de las fotografías fueron tomadas desde Bolivia.
La astrofotografía es una actividad que tiene de esencia a la astronomía, y lo que es buscar respuestas a nuestra comprensión como humanos. Es posible comenzar poco a poco, comenzando con fotografía de cielo abierto, solar, lunar y llegando a cielo profundo. Asimismo, ir mejorando nuestro equipamiento progresivamente y al ritmo de cada fotógrafo. Se puede hacer desde la ciudad, como es el caso de Cochabamba, Bolivia. Lo importante es disfrutar, comprender y aplicar.
Observemos nuestro cielo nocturno, que, estoy seguro, nunca dejará de sorprendernos.
Cielos claros.
(*)Master en Space Technology Applications, Beijing University of Aeronautics and Astronautics