La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió en diciembre pasado que el año 2023 fue el más caluroso en el registro histórico. Las consecuencias empiezan a verse en el mundo: el incremento de inundaciones, incendios forestales, los deshielos glaciares y las olas de calor son algunos problemas que se sufren.
Los extremos están presentes: mientras una parte del mundo vive crudos inviernos, otra sufre por las altas temperaturas.
De acuerdo a una publicación de La Voz de América, quienes forman parte del comité de expertos del organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se ha dado a conocer que la temperatura media del año está a 1,4 grados Celsius por encima de la era preindustrial, lo que significa que está sólo una décima por debajo de lo que se fijó en el Acuerdo de París de 2015.
El panorama en 2023 fue ése, pero lo que deja para este año es más preocupante.
Petteri Taalas, en una entrevista concedida a la agencia AP dijo que durante los próximos cuatro años se alcanzará el límite de 1,5 grados, al menos de una temporada.
La tendencia es que el incremento de las temperaturas continúe.
En este sentido, en las últimas semanas se ha publicado un informe en el que se revela que la temperatura media global ya está por encima del umbral de 1,5 grados.
Si bien el dato alarma a los expertos del área por las consecuencias, se ha pedido cautela a la hora de constatar estos nuevos datos.
¿Animales congelados?
En semanas recientes, se viralizó un video a través de las redes sociales en el que se muestra a unas cabras congeladas, señalando a Noruega como el lugar con bajas temperaturas. En una revisión se revela que el video no corresponde a ese país y se sitúa más bien en Kazajistán, aunque tampoco se conoce con exactitud la fecha de ese video.
Si bien el video generó alarma en quienes vieron el material, no deja de ser una realidad que las temperaturas extremas están afectando a países que antes no sufrían de este tipo de cambios radicales.
En el caso de Bolivia, durante la época de chaqueos, los incendios se salieron de control afectando la visibilidad en las ciudades y la salud de los habitantes de las regiones afectadas, pero no se puede dejar de lado que las inundaciones también tomaron protagonismo, ya que esas regiones afectadas por los incendios forestales fueron golpeadas por copiosas lluvias que causaron muchos problemas.
Olas de calor
El incremento de las temperaturas en países de Sudamérica es una realidad. En estos meses, Chile, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay superan los 40 grados Celsius en algunas zonas.
De acuerdo a expertos consultados por la agencia AP, el verano en la región austral se ha tornado más caliente de lo habitual por el fenómeno climático natural de El Niño, y se agudiza por el calentamiento global.
En el caso de Chile, se ha visto afectado por los incendios que junto a las altas temperaturas han consumido amplias zonas dejando personas muertas, pero también pérdidas materiales de consideración.
En Argentina se viven días de calor agobiante, las temperaturas en Buenos Aires llegan a 39 grados, mientras que en los alrededores alcanza los 41 grados.
En este caso, el sistema de electricidad colapsó por el alto consumo de energía.
Por su parte, en Paraguay se registraron temperaturas máximas extremas, que alcanzaron los 42 grados en la localidad de Pozo Colorado y superaron las marcas históricas en siete distritos, de acuerdo a un reporte de la Dirección de Meteorología e Hidrología del país.
Uruguay ha vivido días de calor extremo: las mínimas oscilan entre 21 y 24 grados, mientras que ascienden hasta los 41 grados.
Brasil también vive días sofocantes por el incremento de las temperaturas. Mientras que se espera la llegada de lluvias, el cambio es totalmente extremo, por lo que se han visto inundaciones en distintas regiones de ese país.
El aumento de lluvias ha provocado una epidemia de dengue, misma que batió récord por la cantidad de infectados.
En enero de este año, Río registró alrededor de 10 mil casos de la enfermedad, lo que representa casi la mitad de los 22.959 notificados en 2023.
El Departamento de Salud atribuye tales índices al aumento de la temperatura y a las continuas lluvias. “Con el calor, el mosquito (Aedes aegypti, que transmite la enfermedad) nace mucho más rápido y la temporada de lluvias provoca la acumulación de agua y más focos de desarrollo de mosquitos”, explicó el secretario municipal de Salud, Daniel Soranz, citado por Europa Press.
Calor en el Ártico
Las olas de calor se incrementan también en otras zonas alrededor de los polos. De acuerdo a una investigación en el Ártico se revela que las olas de calor marinas se volverán habituales en el Ártico en un futuro próximo. Éstas responden a una mayor emisión antropogénica de gases de efecto invernadero.
En una publicación de Europa Press, se apunta que, “desde 2007, las condiciones en el Ártico han cambiado, como lo confirman datos publicados recientemente en la revista Communications Earth & Environment. Entre 2007 y 2021, las zonas marginales del océano Ártico experimentaron 11 olas de calor marinas, que produjeron un aumento de temperatura promedio de 2,2 grados Celsius por encima de la norma estacional y duraron un promedio de 37 días. Desde 2015, todos los años se han producido olas de calor marinas en el Ártico”.
Armineh Barkhordarian, experta en estadísticas climáticas y miembro del Grupo de Excelencia para la investigación climática Cliccs de la Universidad de Hamburgo, explica, de acuerdo a la misma publicación, que la ola de calor más potente hasta la fecha en el océano Ártico se produjo en 2020; continuó durante 103 días, con temperaturas máximas que superaron en cuatro grados centígrados el promedio a largo plazo.
Según el estudio, las olas de calor marinas anuales serán la norma.
“En 2007 comenzó una nueva fase en el Ártico”, afirma Barkhordarian, experta en estadísticas climáticas. “Cada vez hay menos hielo más grueso y de varios años de antigüedad, mientras que el porcentaje de hielo fino y estacional aumenta constantemente”. Sin embargo, el fino hielo es menos duradero y se derrite más rápidamente, lo que permite que la radiación solar entrante caliente la superficie del agua.
Oficialmente se considera ola de calor marina cuando las temperaturas en la superficie del agua superan el 95 por ciento de los valores de los últimos 30 años durante al menos cinco días consecutivos.
Invierno extremo
El año 2024 comenzó con temperaturas inusualmente bajas en los países que viven el invierno.
Algunas ciudades no estaban preparadas para el frío extremo por lo que han quedado cubiertas de nieve, con rutas congeladas, vuelos, trenes y viajes cancelados.
Los países que más han expresado su preocupación por las bajas temperaturas son Alemania, Francia, Noruega y Estados Unidos.
La acumulación inusual de nieve también es otro de los aspectos que ha preocupado por la seguridad de los edificios y de las personas que permanecen en esos lugares.
Jennifer Francis, experta climática del Centro de Investigación Woodwell, destaca la conexión entre el calentamiento del Ártico y la incursión de frío en lugares no preparados para ello. “Cuando el Ártico está inusualmente cálido (como ahora), es más probable que veamos frío intenso invadiendo lugares como Texas que no están preparados para lidiar con ello”, afirmó Francis para AP.
Los expertos aseguran que las bajas temperaturas no significan que el calentamiento global haya menguado, sino que justamente tienen que ver con este. Por lo que aseguran que eventos meteorológicos extremos se vuelven más probables.
¿Qué pasará en 2024?
Si bien todo apunta a que ya se pasó el umbral de la temperatura media global de 1,5 grados, se teme que este año se concretará esta situación, provocando que los climas extremos continúen y que en algunos casos, los fenómenos climáticos se agraven y las consecuencias sean más severas.
Al respecto, la meteoróloga Marangelly Fuentes, de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), explicó lo que ocurriría en 2024 a partir de los datos con los que cuentan los científicos.
“2023 fue testigo de temperaturas récord que dejaron una marca imborrable en la historia climática de nuestro planeta”, explicó Fuentes para el canal de YouTube La Noticia, citado por el diario La Nación. Refirió que tanto la NASA como la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) mantienen un registro desde el siglo XIX. En 2023, se superaron todas las marcas y no solo fue el año más caluroso, sino que también dio lugar al mes más caliente jamás registrado: julio.
La experta señala que el calentamiento es consecuencia directa del aumento de gases de efecto invernadero. En este sentido, es que la perspectiva es que la tendencia ascendente en las temperaturas anuales es un hecho.
A esta situación se añade que los fenómenos climáticos influyen en las condiciones que se viven alrededor del mundo.
Si bien la tendencia de la temperatura va en ascenso, también se espera que la crudeza del invierno aumente.
El aumento de la intensidad de las lluvias, los incendios forestales y el deterioro de la calidad del aire, entre otras consecuencias, ya no serían extraordinarias sino más bien cotidianas.