En una jornada marcada por el Censo de Población y Vivienda, en el departamento de La Paz, una adolescente encontró refugio en una censista que le tendió una mano en medio de su angustia. La menor denunció haber sido víctima de abuso sexual, señalando a su propio padre como presunto agresor.
En otro lamentable suceso, una niña de 12 años fue también víctima de abuso sexual durante una celebración familiar por el Día del Padre. Según el reporte de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (Felcv), la menor fue violada por su padrastro en medio de una reunión, en su domicilio, que incluyó el consumo de bebidas alcohólicas.
En la zona sur de Cochabamba, se presenta otro estremecedor caso de violencia hacia una niña de seis años dentro de un establecimiento educativo mientras la menor se encontraba en el baño.
Estos últimos casos expuestos en los medios de comunicación dejan una vez más al descubierto una problemática devastadora, donde la mayoría de los incidentes permanecen ocultos en el silencio. Lo más preocupante es que estos actos de crueldad suelen acontecer en el entorno más cercano al menor, ya sea en el seno familiar o en el ámbito educativo.
Según un informe del Ministerio Público, los delitos sexuales en Bolivia mostraron un aumento en el último año. En 2023 se registraron 11.450 casos, un 6 por ciento más que en 2022, donde se denunciaron 10.802 casos de abuso sexual, estupro, violación de menores y violación en general. Estas cifras reflejan un promedio de 31 víctimas atendidas diariamente.
Sólo en el municipio de Cochabamba, según datos brindados por la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA), se presentaron 247 denuncias por abuso sexual durante el año 2023. Sin embargo, este número es sólo la punta del iceberg, ya que muchos casos de maltrato infantil no se denuncian por diversas razones, lo que indica que la verdadera magnitud del problema podría ser aún mayor.
Impacto del abuso infantil
El psicólogo Germán Burgoa Costas, director del Consultorio de Estimulación Temprana y Apoyo Familiar-Cimientos, brinda una perspectiva esclarecedora sobre los efectos del abuso infantil y cómo abordar esta problemática tanto para padres como para profesionales.
Según Burgoa, los efectos del abuso varían según diversos factores como el tipo de abuso, la duración del mismo, la relación con el abusador y la edad del niño en el momento del suceso. En el caso del abuso sexual, los síntomas más comunes en niños pequeños incluyen alteraciones en el juego, la alimentación y el sueño, así como la presencia de ansiedad y dificultades para relacionarse, especialmente con el agresor, si es alguien cercano.
El abuso sexual puede tener repercusiones a largo plazo en la vida de la persona, afectando su sexualidad, orientación sexual y prácticas sexuales. Puede generar rechazo o violencia en las relaciones de pareja y bloquear la sexualidad, lo que a su vez puede desencadenar en enfermedades psicosomáticas, depresión, ansiedad y otras alteraciones conductuales.
Para detectar posibles casos de abuso en niños, es importante estar atentos a cambios bruscos en su comportamiento o estado emocional, dificultades para dormir, comer o jugar, así como manifestaciones exacerbadas de la sexualidad a través de la actividad masturbatoria.
En el caso de adolescentes, los signos pueden incluir cambios de carácter, aislamiento, violencia, depresión y angustia. Los padres deben estar alerta a cualquier cambio significativo en el comportamiento de sus hijos y buscar ayuda profesional si es necesario. Es fundamental que los padres intervengan en caso de abuso, escuchando a sus hijos sin juzgarlos, asumiendo una actitud legal hacia el abusador y buscando el apoyo de especialistas en psicología con experiencia en este tipo de conflictos.
Es crucial tener en cuenta que la mayoría de los casos de abuso sexual ocurren dentro del círculo familiar más cercano: primos, abuelos, tíos e incluso padres. Por ello, es fundamental que los padres no dejen a los niños solos, incluso en reuniones familiares donde se supone que están seguros. El riesgo es mayor con personas cercanas, por lo que es importante estar atentos a cualquier cambio de conducta en los niños, educarlos sobre el cuidado y el respeto por su cuerpo, y fomentar una comunicación abierta y natural entre padres e hijos. Esto les permitirá a los niños compartir sus experiencias de manera temprana, permitiendo una intervención rápida y eficaz. Estas recomendaciones son esenciales para proteger a nuestros hijos del abuso sexual.
Educación
Burgoa también destaca la importancia de educar a los niños sobre el cuidado de su cuerpo y el respeto por sí mismos, así como fomentar una comunicación abierta y natural entre padres e hijos para que los niños se sientan cómodos compartiendo sus experiencias.
Asimismo, un reciente informe de Unicef destaca que el primer paso crucial para abordar este problema social es hablar abiertamente al respecto. El silencio en torno a la violencia sexual sólo sirve para proteger a los perpetradores, mientras que las víctimas quedan atrapadas en un ciclo de sufrimiento y trauma. Por ello, es imperativo que las familias bolivianas rompan el tabú y aborden este tema de manera franca y constructiva.
Una de las principales barreras para abordar la violencia sexual es la falta de comprensión sobre qué constituye esta forma de abuso y cuáles son sus consecuencias. Muchas personas evitan discutir sobre sexo y salud sexual y reproductiva debido a la incomodidad que les genera este tema. Además, existen creencias erróneas sobre quiénes son los perpetradores y quiénes son las víctimas de este tipo de violencia.
Dicho anteriormente, es importante reconocer que la violencia sexual puede ocurrir en cualquier entorno, incluso en el seno familiar, y puede ser perpetrada por personas cercanas a la víctima, como padres, abuelos, maestros o líderes espirituales. Este reconocimiento es fundamental para romper con la idea de que el abuso sexual es un tema “privado” que no debe ser discutido.
Como señala el experto, es fundamental crear un ambiente de confianza y apertura en el hogar, donde los niños se sientan seguros para expresar sus preocupaciones y experiencias.
Además, se destaca la importancia de una colaboración estrecha entre la familia y la escuela para garantizar que los niños estén informados y protegidos.
Es esencial también abordar otras formas de violencia que pueden perpetuar el ciclo de abuso, como la agresión física y psicológica en el hogar. Al erradicar estas formas de violencia, se contribuye a crear un entorno seguro y protector para los niños y niñas.
Acciones urgentes
En medio de un preocupante aumento de los casos de violencia infantil en el municipio de Cochabamba, las autoridades locales están intensificando sus esfuerzos para abordar esta problemática y proteger a los menores de futuros incidentes. Según información proporcionada por el área legal y el área de prevención de la DNA, es crucial la educación y la concientización en la prevención del abuso a menores.
Una de las primeras estrategias implementadas por la institución es la cercanía con la población a través de programas de prevención como “Alcaldía en tu barrio” que busca informar a la comunidad sobre los servicios disponibles y fomentar la denuncia de cualquier forma de violencia. Además, se llevan a cabo capacitaciones en unidades educativas, dirigidas tanto a padres de familia como a estudiantes, con el objetivo de promover la conciencia sobre la importancia de denunciar y prevenir la violencia infantil.
En cuanto a la detección y prevención del abuso infantil, la Defensoría trabaja de manera conjunta, utilizando equipos de atención y áreas de prevención. Se enfatiza la importancia de detectar tempranamente cualquier indicio de violencia contra los niños, para lo cual se han establecido equipos de turno disponibles las 24 horas del día y se realizan ruteos en distintas zonas del municipio para identificar posibles víctimas.
Para apoyar a las víctimas de abuso a menores y a sus familias, se ofrecen diversos recursos y servicios. Desde terapia en la Escuela de la Familia, CAIF y Sepad, hasta coordinaciones interinstitucionales para garantizar una atención integral y una comunión familiar efectiva.
En cuanto a las medidas legales, se brinda un servicio de atención gratuita con un equipo interdisciplinario compuesto por abogados, psicólogos y trabajadores sociales. Este equipo acompaña a las víctimas y sus familias a lo largo de todo el proceso legal, asegurando un acceso a la justicia garantizado y proporcionando el apoyo necesario para enfrentar esta difícil situación.
La Defensoría del Pueblo, a través de su Delegación Defensorial Departamental, pide a las instituciones competentes actúen conforme a los protocolos establecidos por ley. En el caso específico de la niña de seis años abusada en su colegio, exhortó a la DNA a llevar a cabo un abordaje integral que incluya a todos los niños y niñas de la unidad educativa implicada en el incidente bajo investigación.
Además, como en todos los casos, se recomienda evitar la revictimización de las víctimas en todas las etapas de la investigación, garantizando así su acceso a la justicia y su protección integral.
Ley para reforzar la protección de niños
Ante los datos alarmantes, el presidente Luis Arce presentó y envió un anteproyecto de ley al Legislativo para fortalecer la protección de los niños en el país. Bajo el lema “A nuestras niñas y niños no se toca”, el mandatario destacó la necesidad de endurecer las sanciones contra quienes perpetren actos de violencia infantil. “Necesitamos una sociedad que no tolere la violencia contra los niños, niñas y adolescentes, porque merecen seguridad en sus hogares, escuelas y en todos los ámbitos”, señaló.
Arce explicó que la propuesta de ley contempla modificaciones relacionadas con la imprescriptibilidad de los delitos, así como también términos para la prescripción de penas y acciones legales. Uno de los aspectos más destacados es la inclusión de un nuevo artículo en el Código Penal que aborda específicamente el delito de violación incestuosa. Estas medidas buscan reforzar el castigo a quienes intenten cometer actos de violencia, incluyendo el infanticidio, contra los niños y adolescentes del país.
En su intervención, el presidente Arce lamentó los alarmantes datos sobre infanticidios en Bolivia. Según cifras de la Fiscalía General del Estado, desde 2021 hasta marzo de este año se registraron 120 casos de infanticidio, siendo La Paz la región más afectada. Además, entre 2020 y 2022 se reportaron miles de delitos de abuso sexual, estupro, violación, violencia intrafamiliar, entre otros.
Con estas medidas legislativas, el Gobierno boliviano busca garantizar la protección de la infancia y combatir la impunidad frente a los crímenes cometidos contra los niños y niñas del país.