Héctor Canonge es un destacado artista interdisciplinario de ascendencia boliviana y catalana y de nacionalidad estadounidense que regresó a Bolivia tras un extenso recorrido por el mundo. En su visita a Cochabamba, donde presenta su exposición individual “Topologías diáfanas”, refleja su conexión con la cultura boliviana y su trayectoria artística, evocando la relación entre el espacio urbano, el individuo y el tiempo. “Cochabamba es la tierra de mis abuelos maternos y tengo una relación muy especial con esta ciudad”, afirma con entusiasmo, en entrevista con la Revista OH!.
Nacido en Buenos Aires y educado en Nueva York, Estados Unidos, Canonge vivió la mayor parte de su vida fuera de Bolivia. Sin embargo, su regreso en 2012 marcó un punto de inflexión en su carrera, permitiéndole redescubrir y reintegrar elementos de la cultura boliviana en sus obras. “Fue un momento mágico; empecé a retomar aspectos tradicionales que ahora forman parte de mi trabajo”, explica.
Su identidad artística está profundamente influenciada por su ascendencia multicultural. “Me considero parte de dos mundos”, dice. Esta hibridez le permite explorar temas de identidad y diversidad en su trabajo, sin caer en la trampa de la descolonización. “No me cuestiono cómo descolonizarme; prefiero entender cómo funcionan mis identidades en diferentes contextos”, indica el artista interdisciplinar.
Su enfoque se centra en la integración de nuevos medios y el performance Art, buscando generar reflexiones sobre el espacio urbano y cómo este afecta nuestra corporalidad. “El cuerpo cambia según el entorno; mi presencia altera la percepción del espacio”, comenta sobre su proceso creativo.
“Topologías Diáfanas”
El proyecto “Topologías Diáfanas” es una respuesta a una convocatoria de Alianza Francesa de Cochabamba y explora conexiones geométricas y sutiles, a través del arte de performance. La exposición incluye intervenciones públicas, realizadas desde 2015 hasta 2021, en diversas ciudades del mundo, incluyendo Berlín y Atenas. “Es una cartografía interactiva donde el público puede participar”, explica.
Durante la inauguración, Canonge realizó una instalación en vivo utilizando productos locales, como harinas y maíz, creando un vínculo tangible con Cochabamba. “Mi trabajo no es actuación, es una expresión vivencial que invita a la reflexión”, asegura.
La pandemia tuvo un impacto sobresaliente en su trabajo. “El 13 de marzo de 2020, todo se detuvo”, recuerda. A pesar del rechazo inicial a realizar presentaciones virtuales, encontró nuevas formas de conectar con artistas alrededor del mundo, a través de plataformas digitales. “La telepresencialidad se convirtió en una herramienta valiosa para generar comunidad”, dice. Canonge organizó festivales virtuales que permitieron a artistas latinoamericanos compartir sus obras durante el confinamiento. “Esto abrió puertas para colaboraciones que antes no hubieran sido posibles”, añade.
Visión futura para el arte
Mirando hacia adelante, Canonge sueña con un futuro cultural inclusivo para Bolivia. “Quiero ver un país donde el arte contemporáneo sea accesible y donde los artistas se arriesguen a experimentar”, comenta con optimismo. “Es vital forjar conexiones no solo entre artistas, sino también con el público”, enfatiza. Su deseo es que las futuras generaciones se sientan inspiradas por el arte contemporáneo y encuentren formas innovadoras de expresarse.
La exposición “Topologías diáfanas” estará abierta hasta el 11 de octubre en la Alianza Francesa, ubicada en la calle La Paz y Juan Crisóstomo Carrilo. Los horarios son de lunes a viernes, desde las 9:00 hasta las 12:00 y desde las 15:00 hasta las 20:30. Canonge invita a todos a descubrir su obra y participar en esta experiencia artística única.
“Espero que el público se sienta motivado a reflexionar sobre lo que vean; cada uno trae su propia experiencia al arte”, concluye el artista, reafirmando su compromiso con la creación artística y cultural en Bolivia.