Hace más de 40 años, Constantino Klaric decidió dedicar su vida a la aviación, convirtiéndose en un referente en el desarrollo de la aeronáutica nacional. Ocupó diversos cargos en el área, desde ser director del Lloyd Aéreo Boliviano, hasta desenvolverse como asesor en compañías aéreas nacionales e internacionales con una sola misión: abrir rutas.
Klaric comenzó su carrera en la aviación “por casualidad”, pero su pasión por este campo lo llevó a ocupar posiciones cada vez más relevantes, ayudando a establecer rutas aéreas importantes para Bolivia y promoviendo acuerdos bilaterales. Su labor fue reconocida a nivel mundial, siendo nombrado embajador de Boeing para Bolivia, Perú y Ecuador, así como consultor para aerolíneas y Gobiernos en toda América Latina.
Entre sus numerosos logros, Klaric fue condecorado en Paraguay y Uruguay por sus aportes al desarrollo de la aviación local. A sus 89 años, sigue activo en la industria, compartiendo su experiencia y conocimientos con las nuevas generaciones de pilotos y profesionales. En una entrevista con la Revista OH!, Klaric comenta sobre sus visión y legado.
—¿Cómo te sientes al reflexionar sobre tu destacada trayectoria en la aviación?
—Comencé como director y llegué a ser presidente de Lloyd, lo que marcó un cambio en mi vida. La aviación se convirtió en mi verdadera pasión, ya que me permitió explorar nuevos destinos. Es una cosa muy difícil de explicar. Fue un viaje fascinante, lleno de oportunidades y acuerdos bilaterales que yo mismo firmé en la Dirección General de Aeronáutica, incluyendo un convenio entre Miami y Cuba que permite vuelos únicos en el mundo en quintas libertades, es decir sacando y trayendo pasajeros del mismo lugar.
—¿Qué te motivó a seguir este camino en la aviación?
—Mi curiosidad siempre me impulsó. Con el tiempo, fui testigo de la evolución de la aviación en el mundo: desde aviones de hélice hasta jets. Es algo que me apasiona, parace vicio; sigo y sigo.
—¿Tiene alguna anécdota memorable de sus largos viajes?
—Tengo varias. En Israel, estuve de espaldas al Muro de los Lamentos y un hombre me gritó e insultó por no llevar el gorrito y porque no puedes dar la espalda al muro; yo no sabía. También fui nombrado embajador de Boeing para Bolivia, Perú y Ecuador. Ésas son cosas que quedan en mi recuerdo. Hay miles de cosas que me han ocurrido, habría que hacer un libro.
—¿Qué consejo darías a las nuevas generaciones interesadas en la aviación?
—Estoy impresionado con cómo los jóvenes de hoy comprenden la tecnología en aviación, en dos patadas lo entienden todo. Sin embargo, lo importante es que reconozcan que la experiencia es importante, especialmente en situaciones críticas como turbulencias. La carrera es desafiante, costosa y requiere un compromiso constante con la seguridad del avión. No son pilotos de por vida, dan examen cada seis meses. Tienen que ser dedicados y tener vocación para seguir esta carrera sacrificada.
—¿Qué sueños y proyectos tiene?
Aspiro a vivir más de 90 años y ver crecer empresas con gente joven y decidida. Quiero que se amplíen las oportunidades en aviación, con menos restricciones en los permisos y facilidades para los turistas. Mi legado es que siempre miren hacia adelante y que mantengan la mirada fija en la mejora continua. Quiero ser recordado como una persona que ha querido siempre que la aviación sea lo mejor y lo más seguro para nuestro país.