Con más de 22 años de experiencia, Marcelo González, un destacado estilista uruguayo, reconocido por su trayectoria en el mundo de la belleza y la moda en Bolivia, logró establecerse como una figura influyente en el sector, abriendo su propio salón de estilismo, MAM, en Santa Cruz.
Trabajó con numerosas figuras públicas y reinas de belleza, destacándose por su habilidad para realzar la imagen de sus clientes. Su pasión por el estilismo y su dedicación a la excelencia lo llevaron a ser considerado ícono en el mundo de la belleza.
- ¿Qué te motivó a establecerte en Bolivia y abrir tu propio salón?
- Soy uruguayo, pero me crié en Buenos Aires, donde también trabajaba. Hace 22 años, debido a los problemas que atravesaba Argentina, un amigo me propuso venir a Bolivia. Pensé: “¿Por qué no?”. Con una mano atrás y otra adelante, me mudé aquí con algunos compañeros de trabajo que ya estaban establecidos y ahí comienza la historia.
- ¿Cuál fue el mayor desafío al iniciar tu salón y qué te impulsó a seguir adelante?
- Primero trabajé en un lugar donde me invitaron durante aproximadamente un año. De las personas que trabajaban en Roberto Jordano en Buenos Aires, llegamos a ser entre 15 y 16 en distintos salones en Santa Cruz. En el lugar donde estaba, éramos cuatro o cinco y tenía una buena relación con dos de mis socios actuales en MAM, que significa Mariana, Álvaro y Marcelo. Ya había trabajado con ellos durante dos temporadas en Punta del Este y teníamos un vínculo cercano. Santa Cruz era una ciudad llena de oportunidades; el clima me encantó desde el primer momento. Dije: “Aquí no existe el invierno, es el lugar donde quiero vivir”. Además, la mujer boliviana, especialmente la cruceña, es muy vanidosa y se arregla para cualquier ocasión. Todo esto me pareció una gran oportunidad para abrir algo aquí, y así nació MAM con mis socios. Comenzamos nuestro sueño desde cero y hemos enfrentado innumerables desafíos para alcanzar la tranquilidad que tenemos ahora. Si volviera a nacer, lo haría nuevamente, pero de mejor manera, porque creo que Bolivia me ha dado muchísimo y estoy muy agradecido por ello.
- ¿Cómo describirías tu experiencia trabajando con las Magníficas y qué impacto tuvo en tu carrera?
- Fue Pablo quien me llamó para invitarme a peinar a alguna de las modelos para un desfile. Así comenzó todo. El primer desfile al que peiné a las Magníficas fue en Acualand; salimos en un autobús del Tercer Anillo con todas las chicas, que en ese momento eran muy jóvenes, entre ellas Andrea Herrera y Vania Antelo, que tenían alrededor de 16-18 años. Empecé a trabajar con ellas y establecí buenas relaciones. Mi trabajo no sólo consistía en cuidar su imagen respecto al color y corte de cabello, sino también en gestionar sus presentaciones en cada ocasión. Siempre me gustó el ambiente de los desfiles y la adrenalina. Si Pablo me llama nuevamente para trabajar con él, estaría encantado de hacerlo.
- ¿Cómo te sientes al trabajar con reinas de belleza y figuras públicas que dejan en tus manos su arreglo personal?
- Me encanta. Un ejemplo puntual es cuando Gabriela Oviedo iba a ser la maestra de ceremonia de la apertura de una feria. Di ideas sobre su cabello y ella estaba completamente convencida. También pregunto: “¿Qué te vas a poner? ¿Quién te va a vestir?”. Entonces, empiezo a contactar gente para asegurarme de que Gabriela brille en su presentación; pienso en su arreglo integral: cabello, ropa y zapatos, porque todo cuenta. También aconsejo sobre alimentación para presentarse más saludable y sobre tratamientos estéticos. Si veo que no necesitan nada, les doy mi opinión sincera. Menos es más, la línea es finita.
- ¿Cómo te organizas antes de los eventos importantes para asegurar que todo salga a la perfección?
- Normalmente soy bastante estresado y muy exigente. Nuestro equipo es grande; somos 30 personas trabajando día a día, la mayoría mujeres. Mis chicas siempre deben estar peinadas; jamás permitiría que lleguen con las uñas despintadas o con una uña rota. Prefiero que estén sin esmalte porque nosotros “vendemos imagen, vendemos sueños”. Muchas mujeres llegan atravesando problemas graves como enfermedades o rupturas amorosas, pero siempre tratamos de transmitirles lo mejor.
- ¿Qué significa para ti haber alcanzado un lugar destacado en el mundo de la belleza y la moda?
Eso se ha dado naturalmente gracias al trabajo realizado. Siempre me consideré bastante tímido en esas situaciones. Yo lo hago con amor y le pongo mucha pasión a mi trabajo. Que alguien confíe en mi criterio es muy valioso para mí. Considero que no puedo fallar ante esa confianza. Siempre estoy dispuesto a ayudar a quienes necesiten mi apoyo. Confíen en el criterio, no se estresen, la belleza está dentro de uno mismo, sean felices. Agradezco a todas las mujeres bolivianas que confían en nosotros.