Pocas actividades tienen tantos efectos multiplicadores como la agricultura que en su frondosa cadena de valor genera empleos e ingresos para quienes la conforman. La pandemia de 2020 demostró que muchos sectores económicos se pueden detener de un día para otro —como, minería, hidrocarburos, turismo, diversión— pero no las que están vinculadas a la salud y la alimentación, como la agricultura, por cierto, una de las tareas más nobles al tener que ver con la vida misma.
Para entender cómo se produce un alimento, digamos, un derivado de la soya, mire lo que hay que hacer: preparar el terreno, comprar semilla nacional o importada, sembrar y cuidar el cultivo, cosechar el grano, ensilar, industrializar y comercializar, contratar ingenieros, técnicos, extensionistas, tractoristas y operadores de maquinaria, proveedores de fertilizantes, plaguicidas e insumos, en la industria, laboratoristas, obreros y oficinistas, personal para tratar la soya y almacenarla, comerciantes de aceites, torta, harina, lecitina y cascarilla para el mercado interno y la exportación, agentes despachantes, banqueros, funcionarios de puertos y servidores públicos en sanidad vegetal, aduana y otros, surtidores de combustible y en cada eslabón de la cadena, gente de seguridad, choferes y maquinistas para el transporte carretero, ferroviario y fluvial.
De ahí que es incomprensible cómo se menosprecia la importancia de esta actividad, especialmente cuando algunos dicen que la agricultura es una “actividad extractivista”, irreverencia sólo comparable con lo dicho por otro activista que, al acabar su exposición contra la agrobiotecnología, afirmó que la Tierra es plana…
Volviendo al tema, agradezco al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por invitarme a la entrega de su libro Apostar por la Agricultura para lograr una diversificación productiva, en La Paz (31.5.2023) y felicito esta iniciativa porque lo escuchado de los especialistas resultó música para mis oídos.
El estudio de 142 páginas fue presentado por la representante del BID en Bolivia, Julia Johansen, secundada por Liliana Castilleja-Vargas, economista del BID para Bolivia, quien se lució con un profundo análisis y riqueza de datos.
La tesis del estudio es que la agricultura puede jugar un gran papel en el desarrollo socioeconómico de la región andina, no sólo en cuanto a la seguridad alimentaria, sino por su potencial para un crecimiento más inclusivo y sostenible.
¡A cuál más interesante, las ocho temáticas del libro! A saber: La apuesta por la agricultura es ganadora, Cerrar brechas de infraestructura es una condición necesaria para impulsar la productividad del sector agrícola, La institucionalidad andina del sector agropecuario: espacios de oportunidad para su fortalecimiento, El sector agropecuario frente al cambio climático, un llamado a ajustar prioridades y poner manos a la obra, Las mujeres en la agricultura andina: cómo impulsar la equidad de género y su empoderamiento, Los superalimentos andinos: apostar por nichos altamente valorados en el mercado mundial, Un potencial poco explotado: el sector forestal en los países andino-amazónicos, Agtechs (tecnología digital aplicada a la agricultura) andinas: ampliar la frontera de posibilidades comerciales agrícolas a través de la tecnología, y, conclusiones.
Insuperable lo del desarrollo de oportunidades para materializar beneficios con temas transversales como género y cambio climático, los desafíos para el sector agrícola y cómo superarlos, impacto de la inversión en energía, riego e infraestructura y aspectos institucionales para mejorar la eficiencia, competitividad, sostenibilidad, esquemas productivos inclusivos y amigables con el medio ambiente, y el uso eficiente de recursos hídricos a fin de mejorar la calidad de vida de las personas del sector.
Asimismo, dado que en los países andinos entre 40% y 60% de su territorio y bosques con gran biodiversidad están en la cuenca amazónica, su alto potencial de manejo sostenible y plantaciones forestales para mejorar la vida de la población local, es magistralmente abordado en el libro.
Finalmente, acorde con los tiempos que vivimos, encara la temática de las agritech para aumentar la eficiencia, productividad y sostenibilidad en la agricultura, en ámbitos como Big Data, inteligencia artificial, internet de las cosas y blockchain.
“Apostar por la Agricultura para lograr una diversificación productiva”, es una acertada obra para entender esta estratégica actividad en el país, especialmente cuando la agricultura del oriente, pese a la pandemia, las restricciones a la exportación y la falta de biotecnología, no para de crecer y sigue alimentando a decenas de millones de personas en Bolivia y el mundo.