Los bolivianos sabíamos que nuestra clase política sería la que destruiría el país, pero no vislumbramos cómo… hasta ahora.
Bolivia se quema, literalmente, y ni siquiera el verbo “quemar” se ajusta a la tragedia que estamos viviendo porque, en realidad, el país se está incendiando. Para ingresar en materia, recuerdo que no es lo mismo “quemar” que “incendiar” puesto que este último significa “prender fuego a algo que no debería quemarse”; es decir, actuar de manera intencional, como intencional es la quema que ahora está consumiendo a Bolivia.
El primer detalle de esta tragedia, entonces, es que el fuego ha sido provocado intencionalmente y, por sus dimensiones, está claro que no es obra de algunas, sino de muchas personas… ¿quiénes?
La piromanía o “tendencia patológica a la provocación de incendios” es una desviación de la conducta humana y fue tomada en cuenta como una de las causas de las quemas que afectaron a España en 2017, con mayor incidencia en Galicia, donde la destrucción de los bosques representó el 42 por ciento de aquella destrucción nacional.
Y es que los incendios no son exclusivos de Bolivia, sino que afectan a varios países hasta por causas ancestrales. La quema intencional de vegetación es una práctica milenaria que se emplea para despejar áreas de cultivo así que, inevitablemente, se ha introducido en los genes de las personas que lo ven como algo natural. El detalle es que estas quemas son controladas y consisten en quemar vegetación innecesaria (en España se identifica a los rastrojos), mientras que en Bolivia se le prende fuego a cualquier bosque o reserva natural, sin escrúpulo alguno, y no se controla las llamas, permitiendo que estas se extiendan con el viento. O sea… en el mejor estilo del que sabemos, le meten nomás; porque saben que no van a ser sancionados.
Ahora bien, repetimos la pregunta: ¿quiénes?, ¿quiénes son los incendiarios?
En un conversatorio organizado por la Vicepresidencia del Estado y la Fundación Friedrich Ebert, el 19 de diciembre de 2023, el director del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Eulogio Núñez, proporcionó información oficial que es clave en el actual contexto de incendios forestales. Para empezar, está la tenencia de la tierra, en la que sobresalen tres grandes grupos: 1) Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y Territorios Indígena Originario Campesinos (TIOC), con el 27 por ciento; 2) propiedad comunitaria, 18 %; y 3) empresarios y propietarios medianos, 16 %.
Núñez incluyó el detalle sobre responsabilidad de quemas en 2023: empresarios y propietarios medianos, 37 %; TCO/TIOC, 16 % y propiedad comunitaria, 10 %. El secretario general de la Vicepresidencia, Juan Carlos Alurralde, hasta dio nombre de diez responsables de incendios en el Beni, anunciando sanciones firmes, a nombre del “jilata” David Choquehuanca.
El gran detalle es el de los interculturales, fieles seguidores de Evo Morales, que están distribuidos entre las propiedades comunitarias y TIOC.
¿Dónde aparece el componente politiquero? Tanto los empresarios y propietarios medianos como los interculturales incendian hectáreas, sin control, con el argumento de ampliar la frontera agrícola, y nadie ha sido sancionado hasta ahora. Es obvio que hay sobornos de por medio.
Lo terrible es que esta no es la única causa de los incendios, sino que hay otra, igualmente politiquera, de la que me ocuparé la próxima semana.