Los terremotos pueden provocar la formación de un campo eléctrico en el cuarzo que conduce a la deposición de pepitas de oro, según sugiere un artículo publicado en Nature Geoscience.
Un equipo encabezado por la Universidad Monash (Australia) realizó experimentos de laboratorio para ayudar a comprender cómo se forman algunos yacimientos de oro, elaborando un modelo de la tensión piezoeléctrica que podría producir el cuarzo durante un terremoto.
El cuarzo es un mineral piezoeléctrico, Este genera un campo eléctrico cuando sufre tensiones geológicas, por ejemplo durante un terremoto.
Las pepitas de oro aparecen, sobre todo, en las vetas de cuarzo, pero los mecanismos que provocan su formación no están claros, indica la revista.
El equipo realizó experimentos de laboratorio con cristales de cuarzo en un fluido que contenía oro disuelto y reprodujeron las ondas sísmicas de un terremoto para tensar el cristal y crear un voltaje piezoeléctrico.
Así, descubrieron que el cuarzo generaba suficiente voltaje para provocar la deposición del oro del fluido y acumular nanopartículas de oro en su superficie.
Los autores plantean la hipótesis de que este proceso podría producirse de forma natural y proponen que el fluido que contiene oro disuelto podría infiltrarse en las grietas de una veta de cuarzo y formarse pepitas cuando un terremoto genere un campo eléctrico en el cuarzo.
Tras la deposición inicial del oro, puede formarse oro nuevo encima en otros eventos piezoeléctricos, lo que podría ayudar a explicar la formación de pepitas de oro más grandes y de las redes de ese mineral altamente interconectadas que suelen observarse en las fracturas de las vetas de cuarzo.
Los incendios forestales que asolan Bolivia desde hace más de tres meses han arrasado ya 4 millones de hectáreas, devastando miles de árboles y acabando con innumerables vidas animales. El impacto humano es igual de aterrador: familias enteras han tenido que ser evacuadas, viviendas se han convertido en cenizas, y niños y jóvenes han dejado de ir a la escuela por seguridad.
En aquella tarea, en la mayor parte de los casos un tanto mecánica y dicotómica, de buscar causas y responsables del mayor ecocidio y desastre ecológico producido en Bolivia, hay muchos puntos de vista.
En mi anterior columna, había adjudicado esa ignominiosa responsabilidad al expresidente Morales, al régimen y su partido. Los datos son elocuentes. Con el discurso del “vivir bien” se convirtieron en los más perversos depredadores de la Madre Tierra.
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Escenas apocalípticas surcan incesantes y veloces por medios y redes sociales imprimiendo horror en las pupilas y en la conciencia de los usuarios, sean quienes sean. Se integran en una saga de largometrajes anuales sobre la base de la cual Bolivia ocupa el tercer lugar en el mundo en materia de incendios, luciéndose como un hueco en hundimiento sostenido. Imágenes satelitales y fotografías aéreas tiñen de rojo Bolivia en el centro del espacio de Sudamérica.
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HUMBERTO VACAFLOR GANAM
Dar de comer a los bomberos voluntarios que tratan de apagar los incendios de los bosques es un pecado que debe castigarse con la muerte, según los incendiarios.
La profesora Marisabel Moirenda Urape, de 28 años, fue asesinada en Guarayos por los sicarios de la transnacional del crimen organizado que maneja estos incendios.
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IGNACIO VERA DE RADA
Como dice el filósofo H.C.F. Mansilla en su libro Filosofía occidental y filosofía andina (2016), “la idea del necesario equilibro entre el Hombre y la Tierra y la consciencia de la violación del medio ambiente por la civilización industrial, trajeron consigo por aquellos años una reevaluación de la ‘sabiduría indígena’, la que se expandió desde las selvas amazónicas hasta la zona montañosa de los Andes, dando una nueva oportunidad a la filosofía andina”.
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