Es, como le llaman algunos, el "Ferrari de los telescopios" por la velocidad, resolución y tamaño de su cámara, la más grande del mundo, que cambiará la forma de entender la astronomía e incluso los conocimientos hasta ahora obtenidos del universo, explican a EFE los científicos que están construyendo el Observatorio Vera Rubin en el cerro Pachón del Valle del Elqui, al norte de Chile.
El proyecto Rubin es coordinado y administrado por la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA) de Estados Unidos, que construye y opera telescopios y observatorios para la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF) y la NASA. En Chile, mediante su centro NoirLab administra los telescopios de los cerros contiguos Pachón y Tololo.
Actualmente se encuentra en la última etapa de su construcción, después de tres décadas desde sus primeras proyecciones.
Cuando opere -a finales de 2025- llegará "una auténtica revolución" en el mundo de la astronomía, según los científicos. Rubin examinará el cielo del hemisferio sur cada tres o cuatro noches y capturará unas 1.000 imágenes gigantes por noche con una cámara astronómica de 3.200 megapíxeles (hoy la más avanzada en resolución es de 870 megapíxeles del telescopio japonés Subaru, en Hawái).
"Haremos esto durante 10 años y obtendremos entre 700 y 1.200 imágenes del mismo trozo del cielo y eso nos permitirá observar el cielo con mucha más profundidad que con los otros telescopios", explica a EFE William O'Mullane, el subdirector de esta misión llamada Investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad (LSST).
"Veremos el movimiento del cielo"
Para los astrónomos, otro gran avance del Rubin es la amplitud del campo de visión. Con su cámara, del tamaño de un coche pequeño y 3,2 toneladas de peso, y su espejo, con un diseño único y 8,4 metros de diámetro, se podrá capturar la totalidad del cielo visible, equivalente a una área de 40 lunas llenas en una sola imagen.
Ambos se fabricaron en Estados Unidos y llegarán en un par de meses a Chile, para empezar las últimas pruebas. La montura del telescopio, protegido por una enorme cúpula giratoria, fue diseñada en Madrid y fabricada en Asturias. También hay piezas producidas en Francia, Italia y Alemania, entre otros.
"Obtendremos todas las imágenes del cielo de una misma región y veremos el movimiento que hay en el cielo, aunque a simple vista parece muy estático: hay estrellas que están pulsando, otras que cambian su brillo o que cambian de posición muy rápido", cuenta el presidente de la Sociedad chilena de Astronomía (Sochia), Bruno Dias.
"Cambia la forma de hacer astronomía"
Financiado a partes iguales por la NSF y el Departamento de Energía estadounidense. (DOE), con el nuevo telescopio los científicos podrán investigar la materia y energía oscura, mapear millones de galaxias de la Vía Láctea, elaborar un catálogo del Sistema Solar y explorar los cambios en el cielo.
"Uno de los objetivos es identificar a los asteroides que tienen más probabilidad de chocar con la tierra", dice a EFE el gerente de Integración del proyecto, Jacques Sebag. Estos y otros cambios en el cielo "activarán las alertas" que, según las estimaciones, llegarán a diez millones por noche.
Sin embargo, como el aparato no puede detener nunca su actividad, tendrán que ser otros telescopios los que estudien estas alarmas. "Eso cambia la forma de hacer astronomía", subraya Sebag.
Las alertas serán "distribuidas o delegadas" a otros telescopios que elegirán cuál analizar, según el tipo de instrumento del que dispongan, añade el jefe científico de AURA y subdirector de NoirLab, Sutartt Corder.
Rubin también será pionero en la reutilización de su propia energía a través de un sistema de condensadores similar al de los coches híbridos, que por primera vez se aplicará en un telescopio.
"Una película del universo"
Más allá del telescopio y la cámara, el proyecto del Observatorio, que homenajea a la astrónoma estadounidense que estudió la materia oscura Vera Rubin, también integra un potente sistema de procesamiento de datos y una plataforma de participación pública en línea donde podrán consultarse todos los datos.
Según los investigadores, cada noche el telescopio generará un volumen de información de unos 20 millones de megabytes -20 terabytes-, que serán procesados por miles de ordenadores desde tres países distintos: Estados Unidos, Inglaterra y Francia, detalla O'Mullane.
"Con Rubin, en una década -añade- vamos a tener un catálogo de 17 mil millones de estrellas y 20 mil millones de galaxias disponible en nuestra base de datos y accesible solo con un ordenador".
Una cantidad de información inédita hasta ahora en el estudio de los cielos que transformará el mundo de la astronomía. En palabras del científico Sutartt Corder, "pasaremos de la foto a la película del universo".