La sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha descubierto que las extensas capas de varios kilómetros que hay bajo el suelo del ecuador de Marte son más profundas de lo que se creía y sugieren la presencia de hielo, tanto que sería la mayor cantidad de agua hallada en esta parte del planeta.
La misión Mars Express lleva veinte años explorando el planeta rojo, con participación de la NASA. Hace poco más de quince años, mientras estudiaba la formación Medusae Fossae (MFF), encontró unos inmensos depósitos de hasta 2,5 km de profundidad pero no pudo aclarar de qué eran.
"Hemos vuelto a explorar la MFF utilizando datos más recientes del radar MARSIS de Mars Express, y hemos descubierto que los depósitos son aún más gruesos de lo que pensábamos: hasta 3,7 km de espesor", detalla Thomas Watters, del Instituto Smithsonian (EE.UU.), autor principal tanto de la nueva investigación como del estudio inicial de 2007.
Enormes depósitos de hielo
Y las señales detectadas por MARSIS son "muy similares" a las de los casquetes polares de Marte, "que sabemos que son muy ricos en hielo", apunta.
De hecho, estos depósitos son tan grandes que, si se derritieran, el hielo enterrado cubriría todo el planeta con una capa de agua de entre 1,5 a 2,7 metros de profundidad, lo suficiente para llenar el Mar Rojo de la Tierra.
La existencia de esta gran masa de hielo ayudará a comprender cómo evolucionó el clima del planeta pero, sobre todo, resultará esencial para suministrar a las futuras misiones tripuladas, subrayan los autores.
MMF, la mayor fuente de polvo marciano
El MFF se caracteriza por varias formaciones esculpidas por el viento, de cientos de kilómetros de diámetro y varios kilómetros de altura, que están en la frontera entre las tierras altas y bajas de Marte y que son, posiblemente, la mayor fuente de polvo de Marte.
Las primeras observaciones de Mars Express revelaron que el MFF era relativamente transparente al radar y de baja densidad -características típicas de los depósitos de hielo- pero en aquel momento no se podía descartar que se tratara de acumulaciones gigantes de polvo, cenizas volcánicas o sedimentos arrastrados por el viento.
El nuevo análisis sugiere que alberga capas de polvo y hielo, tapadas por una espesa capa de polvo protectora varios cientos de metros de espesor.