El expresidente y candidato republicano Donald Trump votó ayer en Florida con la promesa de que “no habrá violencia”, mientras la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, aprovechó la jornada para dar entrevistas a radios locales y hablar directamente por teléfono con los votantes.
Estados Unidos estuvo aguantando la respiración en la jornada electoral, en la que las encuestas muestran a Harris y Trump casi empatados y en la que millones de estadounidenses acudieron a las urnas en un clima de incertidumbre y bajo fuertes medidas de seguridad en estados clave como Arizona.
Trump
El expresidente Trump acudió acompañado de su esposa, Melania, para depositar su voto en un colegio electoral de West Palm Beach, en Florida, donde reside.
En declaraciones a la prensa, Trump no aclaró si se declarará ganador antes de que haya proyecciones sobre el resultado, como hizo en los comicios de 2020, que perdió frente a Joe Biden
“Si es una elección justa, seré el primero en reconocer esos resultados”, se limitó a declarar.
Harris
Por su parte, Harris dedicó la jornada electoral a entrevistas en radios de seis de los siete estados clave que podrían decidir el resultado: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Nevada y Arizona. Michigan fue el único estado bisagra donde no intervino.
En todas las entrevistas, Harris trató de conectar con los votantes indecisos, explicando sus propuestas económicas para reducir el coste de los alimentos y la vivienda, así como su intención de reformar el sistema migratorio y unir al país tras años de polarización.
Fin de votación escalonada
Algunos centros de votación en Indiana y Kentucky cerraron sus puertas a las 18.00 hora local (19.00 hora de Bolivia), fueron los primeros en hacerlo en las elecciones presidenciales de ayer.
El resto de centros de votación en los 50 estados y el Washington DC cerraron escalonadamente a lo largo de las siguientes siete horas, siendo Alaska el último, a las 21.00 hora local (2.00 de hoy en Bolivia).
Hubo alertas de bomba y denuncias de fraude
Falsas amenazas de bomba de origen ruso en Georgia, fallos de software en las máquinas lectoras de votos en Pensilvania y actos esporádicos de violencia son algunos de los incidentes que se produjeron durante la jornada electoral en EEUU.
En el estado de Georgia, uno de los considerados clave en la votación, la jornada se inició con varias amenazas de bomba contra al menos dos centros de votación.
Pero pocas horas después, el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, anunció que las amenazas eran falsas y obra de un “actor estatal extranjero”, en concreto Rusia.
El FBI señaló en un comunicado que había recibido información de las amenazas de bomba y que su prioridad era garantizar “la integridad de la elección” así como la protección de los electores.
En Pensilvania, las autoridades informaron que están investigando centenares de casos de supuestos fraudes a la hora de registrar electores en seis condados.
Ese estado, que envía 19 compromisarios del Colegio Electoral, es considerado clave en estas elecciones para determinar quién, entre Kalama Harris y Donald Trump, se hará con la presidencia de EEUU.