Michele Sacilotto, atleta italiano, decidió radicar en Bolivia desde hace unos años. Ya en su país adoptivo, apoyó a los deportistas que no son visibilizados, pero más aún pensó en ser un ejemplo e inspiración para las personas. Así que decidió recorrer la Ruta del Inca, un lugar que le abrió una nueva perspectiva de vida.
Salió de La Paz y llegó a Cusco en poco más de 22 días por 651 kilómetros, aproximadamente. Pasó por el camino que los chaskis del imperio incaico recorrieron en la época de su auge. Abrazó la naturaleza y a las montañas, vivió experiencias que pocos pueden relatar..., pero también los sinsabores de ir sin apoyo alguno, aunque esto lo motivó a hacer este recorrido al siguiente año y que cada vez se sumen más personas.
“Me ha pasado el realizar mi sueño más grande e imposible que era abrazar una montaña. No podemos ser así gigantes para pasar una montaña, pero ha pasado en un momento y yo me aferré. Estuve en el medio de la pampa cansadísimo y no había nada, ni atrás ni adelante, sólo podía seguir con dolores y todo. Pude sentir toda la naturaleza en mi pecho, en mis brazos y me di cuenta de que de este momento algo en mí había cambiado y pude realizar mi sueño que parecía imposible hasta este momento de abrazar la naturaleza”, confesó Sacilotto a Los Tiempos desde la ciudad peruana de Cusco.
Su preparación comenzó en julio y salió de La Paz a Cusco en septiembre. Llegó alrededor de la tercera semana de octubre a la ciudad del vecino país, sin un solo centavo en el bolsillo y conoció la solidaridad y apoyo de quienes conoció a su paso.
Un desayuno, un plato de comida o agua de arroyo. Así vivió Michele esta travesía que le permitió conocer más de esta ruta, a la que pensó que acudiría con el apoyo de varias empresas, pero sufrió en carne propia lo que viven los atletas en el país: falta de respaldo económico real.
“Había invertido todo lo que tenía antes en Bolivia. Tratamos de hacer cosas más claras, yo sin conocer bien invertí así que también es mi culpa porque me encontré sin dinero, literalmente, y pasé cada día en busca de encontrar un lugar económico donde dormir. Hasta me ha pasado dormir en la calle cerca del lago Titicaca con un frío increíble”, relató el deportista ítalo-boliviano, cuando estuvo en la ciudad peruana de Puno.
La travesía fue un vaivén de emociones para Sacilotto, que actualmente busca nuevos recursos para regresar al país, luego de quedar sin dinero para costearse un pasaje.
Más allá de las dificultades, tiene más clara la figura de este viaje: quiere repetirlo, aunque esta vez planifica hacerlo por todo Bolivia antes de incursionar por rutas que lo lleven a países vecinos.
“Me gustaría hacerlo por toda Bolivia, con un grupo de atletas, armar un proyecto para ayudar y transmitir algo para enseñar a los niños, a talentos, además de algunos campeones que no saben o no tienen ni idea que se puede hacer una carrera en Bolivia, en Perú”, acotó Sacilotto.
Una vez más, recordó la importancia del apoyo de las autoridades y de empresas privadas, ya que esto puede motivar a más proyectos de integración y fomento del deporte, así como también a unir diversas culturas y realidades de Bolivia.