Bolivia ha dado un paso significativo en su estrategia de transición energética con la producción de más de 5,9 millones de litros de biodiésel ecológico en la Planta de Biodiésel I, según informó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). La planta, ubicada en Santa Cruz, ha estado en plena operación desde su inauguración en marzo de este año.
Cada día, la planta procesa aproximadamente 270 mil litros de aceite de soya, lo que equivale a 250 toneladas diarias. Además de producir energía limpia, la instalación contribuye al crecimiento económico del país mediante la creación de empleos y la reducción de emisiones de carbono, señaló YPFB.
Este avance permite a Bolivia, indica la estatal petrolera, disminuir su dependencia de las importaciones de diésel y reducir la subvención estatal a este combustible, lo que fortalece la seguridad energética nacional. YPFB destacó en sus redes sociales que la planta es clave para avanzar hacia un futuro más sostenible.
El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, subrayó el impacto positivo de la planta en términos de ahorro fiscal. “La Planta de Biodiésel está funcionando y está generando un ahorro importante en la subvención a los carburantes”, afirmó el ministro en una entrevista con radio UNO.
El Gobierno nacional tiene planes ambiciosos en este ámbito. A fines de 2024, se prevé la finalización de la segunda Planta de Biodiésel, ubicada en El Alto, mientras que la Planta de Diésel Renovable (HVO), que utilizará aceites usados y grasas animales como materia prima, comenzará a operar en 2026.
Estas plantas, dijo, se perfilan como una herramienta para reducir el gasto en importaciones y asegurar el suministro energético a largo plazo.
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
ENRIQUE VELAZCO RECKLING
La primera elección judicial, medida por la calidad del sistema de justicia, fue un rotundo fracaso reconocido en 2017 por el entonces vicepresidente, quien no ahorró adjetivos atribuyendo a ese primer proceso la “pestilencia” de la justicia boliviana. Sabemos ahora que, tan inusual desborde de honestidad, solo buscaba alentar la participación ciudadana en la segunda elección bajo la promesa que se corregirían errores y se nos devolvería una justicia acorde con la Constitución.
La primera elección judicial, medida por la calidad del sistema de justicia, fue un rotundo fracaso reconocido en 2017 por el entonces vicepresidente, quien no ahorró adjetivos atribuyendo a ese primer proceso la “pestilencia” de la justicia boliviana. Sabemos ahora que, tan inusual desborde de honestidad, solo buscaba alentar la participación ciudadana en la segunda elección bajo la promesa que se corregirían errores y se nos devolvería una justicia acorde con la Constitución.
CARLOS HUGO MOLINA
El jueves 27 de abril presentaré la segunda edición de Un cafetal del tamaño de Bolivia, esta vez en Sucre. La publicación tiene como subtítulo y su relación con el turismo y las ciudades intermedias para recordarnos que hemos descuidado la ecuación entre población, territorio y desarrollo, y que el error nos está pasando factura.
El jueves 27 de abril presentaré la segunda edición de Un cafetal del tamaño de Bolivia, esta vez en Sucre. La publicación tiene como subtítulo y su relación con el turismo y las ciudades intermedias para recordarnos que hemos descuidado la ecuación entre población, territorio y desarrollo, y que el error nos está pasando factura.