El presidente de Wilstermann, Omar Mustafá, hizo conocer ayer a la directiva roja su determinación de dejar el cargo, decisión que, sin embargo, hasta el cierre de esta edición no se hizo oficial.
El mandamiento de aprehensión en contra de Mustafá, por el caso de la quiromasajista Betzabé Ibáñez, y sobre todo la negativa de la exempleada del Aviador de negociar para llegar a un plan de pagos, fue la gota que rebasó el vaso y orilló al titular de Wilstermann a querer alejarse de su puesto.
Ibáñez demandó al club en 2021 después de que no llegó a un acuerdo en el monto económico que la institución le pagaría por sueldos adeudados y beneficios sociales, tras ser alejada del equipo durante la gestión de Gróver Vargas.
Se conoció que una vez que se emitió el fallo a favor de Ibáñez, donde se ordena al club pagar 182 mil bolivianos, la dirigencia de Wilstermann intentó llegar a un acuerdo; sin embargo, Ibáñez se negó, algo que molestó mucho a Mustafá, teniendo en cuenta la situación económica de Wilstermann.
Mustafá, junto a su directorio, desde que asumió el cargo en marzo de 2023, tuvo que apagar incendio tras incendio y dar solución a deudas de gestiones pasadas, que sumaban más de 3 millones de dólares, y, aunque hacen todo su esfuerzo para continuar solucionando cada demanda, el mandamiento de aprehensión que buscó Ibáñez terminó con la paciencia de Mustafá.
Dos dudas en el equipo
El golero Bruno Poveda ayer dijo que sufre de una contractura y se descartó que se tratara de un microdesgarro, pero no quiso adelantar si estará totalmente recuperado para el domingo ante Guabirá.
Entre tanto, el volante Rodrigo Amaral, que sufre de una lesión muscular en la pierna derecha, ayer hizo labor diferenciada y trabaja con los doctores para recuperarse lo antes posible.