Autorretrato con la Oreja Vendada es el título de la primera novela de Dennis Lema Andrade, joven arquitecto, columnista de Los Tiempos y padre de familia que escribe “desde la adolescencia”.
En Autorretrato…, el personaje principal —que fácilmente nos resulta familiar— “realiza una reflexión honesta (…) sobre el verdadero significado de la familia y el uso valiente del cernidor para desechar a parientes problemáticos, y rodearnos sólo de aquellos individuos imperfectos que nos inspiran confianza y cariño auténtico y que felizmente no comparten nuestro apellido”, dice el comentario de la contratapa del libro.
Es un pedazo de la historia de vida de Vicente, el narrador que cuenta sus vicisitudes familiares, laborales e íntimas con una mirada muy particular hacia su entorno social, en un tiempo que nos es próximo.
La novela
“En la novela está el conflicto (poselectoral) del año 2019, lo que sucede después —¿fraude o golpe?— el gobierno de Áñez, que llega a ser pues tremendamente corrupto y decepcionante para todos, el manejo de la pandemia de Covid”, dice Lema Andrade.
Pero ese contexto “no es el tema principal de la novela. El tema principal son los dramas del personaje y la sociedad que está alrededor de él, su familia (consaguínea), su familia política”.
Eso podría hacer pensar que se trata de un drama social. Pero no, y tampoco es una obra que pueda clasificarse fácilmente. Lo que sí es fácil es leerla, pues la prosa de Lema Andrade fluye con un ritmo sostenido y gratificante, donde los diálogos completan las descripciones que parecen surgir de la narración, como los escenarios de una película, mientras transcurre la acción.
Una acción contada en primera persona por Vicente, el personaje principal, que la narra desde sus subjetividades con una mirada tan cínica y llena de humor como escasa de patetismo.
Sociedad
“Me llama mucho la atención y me provoca mucha risa la composición de la sociedad actual en la que los nuevos ricos tienen como arrinconados y contra la pared a las personas que tienen un apellido tradicional, pero ya no tienen plata y están aferrados a su apellido, digamos español, y lo usan como para tratar mal al advenedizo.
Pero el advenedizo ya tiene el poder, maneja la economía y el otro no lo acepta, entonces es interesante observar ese cruce, esas relaciones que hay. Todo lo enfrento desde la comedia, porque me parece muy chistoso”, comenta el autor.
Personaje
Es cierto, el humor, en Autorretrato... es una constante que se expresa menos en las circunstancias de la historia que en las metáforas con las que Vicente la cuenta.
“Es un personaje que me gusta, su estilo, la posición que él tiene ante la vida.”, dice el autor acerca de su “antihéroe”.
“Estos personajes me gustan mucho. Yo sí creo que he encontrado el tipo de personajes con quienes me siento cómodo y quienes me caen mal también. Porque es parte, pues, de las novelas: hay el protagonista y los antagonistas, los que te impiden llegar a tu objetivo o te enturbian el humor del día. Entonces, con esos me siento cómodo”.
El placer
Esa comodidad que siente Denis Lema con sus personajes y la soltura con la que narra la acción de la historia en las ciudades de Cochabamba, Nueva York o París, pueden hacer pensar que escribirla pudo ser tan placentero como leer, pero “no, yo creo que leer es más gratificante que escribir”, afirma.
“Al escribir uno puede llegar a sufrir también un poco. Los primeros borradores significan un trabajito que, si bien es muy grato, puede acarrear cierto, estrés, sufrimiento, frustración...
Al leer, el sufrimiento es del que ha escrito, lo que se está leyendo.
Este tema del placer me parece fundamental, en todo lo que estoy haciendo. Yo no vivo de la literatura, no quiero vivir de la literatura. Quiero que sea siempre un placer. Desde la editorial que hemos armado con mi papá (Gonzalo Lema, ganador de varios premios literarios), hasta estos libros que vamos a ir publicando, todo tiene que ser enfocado desde el placer, la lectura es el placer mayor”, concluye el escritor.