La familia, si bien es entendida muchas veces como la célula básica de la sociedad, es además un constructo social que ha perdurado en el tiempo como sistema, pero ha ido cambiando con el tiempo según contexto y desarrollo del mundo. Si planteamos una línea histórica del concepto de familia, seguramente tendremos muchos elementos para confirmar el cambio conceptual que ha tenido.
Hemos avanzado tanto que hasta tenemos una clasificación de familias según su estructuración: monoparentales, nucleares, ampliadas, etc. Pero, en definitiva, la familia es el espacio que nos permite hacer lazos sociales, vínculos con el otro y, por si fuera poco, es el lugar donde nos desarrollamos como seres humanos. Los primeros mil días de nuestra existencia son fundamentales porque somos seres dependientes, dependemos del otro. Es ahí donde formamos nuestra estructura psíquica en función a las relaciones que construimos. Llegamos al mundo para crecer y desarrollarnos en sociedad en relación con el otro. Esos otros, inicialmente, conforman nuestra familia. Después de las primeras etapas de desarrollo empezamos una búsqueda constante de la autonomía, para luego generar nuestro propio grupo familiar sobre la base de nuestros lazos iniciales.
Como dijimos, la familia es la institución fundamental de una sociedad; sin embargo, vale la pena preguntarnos ¿qué es la familia socialmente aceptada? Muchas personas pueden responder desde su subjetividad. Sin embargo, no podemos negar que el entendimiento de lo que es familia está estrechamente relacionado a la organización social a donde pertenece. Por ello, podríamos decir que hay concepciones de familia, así como la cantidad de familias existentes porque cada una presenta su propia dinámica, organización y desarrollo.
Lo que sí está claro es que no cualquier grupo social es una familia. Familia es el espacio donde se genera un lazo social y donde se establecen roles específicos que generan un lugar de convivencia, que en el mejor de los casos debe llegar a ser un espacio de cuidado y protección.
Definitivamente, la diferencia entre cualquier grupo social y la familia es la afectividad. Generar vínculos seguros en el sistema familiar es fundamental para asegurar la crianza positiva de los miembros del mismo. No se asemeja una relación que genera lazo afectivo, que tiene la intención de conformar familia y procrear, con una relación social generada por otros intereses, como la venta de un objeto o la convivencia en un barrio con la vecina o el vecino.
A manera de cierre, mencionar que la familia, a pesar de los cambios históricos y conceptuales, sigue siendo el mejor espacio para que un ser humano se desarrolle, siempre que perduren el lazo y la construcción de la relación que tienen como ingrediente principal a la afectividad.
Mantener el pensamiento de que la familia es la célula básica de la sociedad es posible, si añadimos a ello que las familias deben ser vistas como singulares, con su propia dinámica y organización sin expandir demasiado la posibilidad de llamar a cualquier grupo social como tal.
Los industriales calculan que el país pierde más de 50 millones de dólares diarios con los bloqueos que constantemente se instalan en las carreteras del territorio nacional, y que ellos, como sector empresarial, participan de la afectación con 10 millones de dólares.
DANIELA MURIALDO LÓPEZ
Ojeé hace unas semanas la entrevista en El País a la diseñadora de modas Elena Benarroch, pese a que dejé de leer ese medio español, desde que se convirtió en un panfleto sanchista (que apoya al presidente del Gobierno español). Aun así, me llamó la atención el titular entrecomillado: “Es una gilipollez pensar que si eres rico no puedes ser de izquierdas”.
Ojeé hace unas semanas la entrevista en El País a la diseñadora de modas Elena Benarroch, pese a que dejé de leer ese medio español, desde que se convirtió en un panfleto sanchista (que apoya al presidente del Gobierno español). Aun así, me llamó la atención el titular entrecomillado: “Es una gilipollez pensar que si eres rico no puedes ser de izquierdas”.
MARCELO GONZALES YAKSIC
Muchos de los burócratas bolivianos, especialmente los que rondan el aparato estatal del nivel central, son parte de unas redes de poder y mantienen relaciones personales que les permiten empernarse en sus puestos de trabajo si es posible hasta la muerte natural del individuo.
Muchos de los burócratas bolivianos, especialmente los que rondan el aparato estatal del nivel central, son parte de unas redes de poder y mantienen relaciones personales que les permiten empernarse en sus puestos de trabajo si es posible hasta la muerte natural del individuo.
Lo sucedido el miércoles 26 quieren que sea entendido únicamente si nos adscribimos a una de las dos teorías que ya nos envuelven. Lejos de la libertad de comprender la coyuntura, el contexto y sus factores determinantes, diversos intereses quieren imponer un fórceps mental de acatamiento de narrativas verticales. El pensamiento superficial observa lo sucedido en monocolor, en sí o en no, en blanco o negro. Y entre las dos narrativas del bitono, la desesperación para imponer el color preponderante.
Lo sucedido el miércoles 26 quieren que sea entendido únicamente si nos adscribimos a una de las dos teorías que ya nos envuelven. Lejos de la libertad de comprender la coyuntura, el contexto y sus factores determinantes, diversos intereses quieren imponer un fórceps mental de acatamiento de narrativas verticales. El pensamiento superficial observa lo sucedido en monocolor, en sí o en no, en blanco o negro. Y entre las dos narrativas del bitono, la desesperación para imponer el color preponderante.
HUMBERTO VACAFLOR GANAM
Quizá sea cierto que salió en el puesto 48 de su promoción en el colegio militar, o 68, como dicen otros, pero Juan José Zúñiga, si sabe algo, es dejar mensajes ocultos, o encriptados, como se dice ahora.
Mensaje número uno: ha dejado muy claro que, por muy malo que sea el golpe, incluso si no es hecho como Dios manda, se hace con tanquetas en las calles, que también pueden servir para abrir una puerta si has olvidado la llave.
Quizá sea cierto que salió en el puesto 48 de su promoción en el colegio militar, o 68, como dicen otros, pero Juan José Zúñiga, si sabe algo, es dejar mensajes ocultos, o encriptados, como se dice ahora.
Mensaje número uno: ha dejado muy claro que, por muy malo que sea el golpe, incluso si no es hecho como Dios manda, se hace con tanquetas en las calles, que también pueden servir para abrir una puerta si has olvidado la llave.