Alarma y desconsuelo viven las familias indígenas, al menos 11 comunidades y propietarios de 14 posesiones ganaderas, amenazados desde hace días por un incendio forestal de proporciones inimaginables, y difícil de controlar. Hasta ayer, más de 15.000 hectáreas en el municipio de Roboré habían sido devoradas por las llamas, y la humareda cubre miles de kilómetros.
El reporte a nivel nacional del Viceministerio de Defensa Civil señala que existe un incremento significativo de focos de calor en el país, con un total de 11.576. En los departamentos de Santa Cruz y Beni se concentra casi el 96 por ciento de estos focos.
La magnitud de la crisis se refleja en el último informe del Sistema de Alerta Temprana y la Dirección de Recursos Naturales de la Gobernación de Santa Cruz, que indica que se han registrado 30 incendios en 11 municipios.
Ante esta emergencia, Roboré se declaró en estado de “desastre municipal”, el 21 de julio, con el fin de hacer frente a esta situación, atender a sus habitantes y asumir acciones que permitan evitar los incendios.
Los pobladores y autoridades locales claman ayuda, ya que la cantidad de voluntarios y bomberos que trabajan en el lugar no es suficiente. Hay una línea de fuego de más de 10 kilómetros y las llamas alcanzan 30 metros de alto.
En Naranjo, dentro del municipio de Roboré, hay un incendio de gran magnitud en el que dos brigadas de bomberos combaten el fuego, junto a guardaparques de Tucabaca y Ñembi Guarsú, así como los bomberos voluntarios de la FAN, Nativa y Quebrachos, brigadas comunales y personal del Servicio Departamental de Caminos.
Las condiciones climáticas no ayudan; se prevé que los vientos se incrementen y expandan las llamas. Lo peor es que no se tiene pronóstico de lluvia para los próximos días; por lo tanto, es necesario pensar en llevar más cisternas de agua para combatir el fuego.
El desastre ocurre pese a que se hizo un llamado urgente a la población para que evite el fuego en actividades productivas, siguiendo las restricciones impuestas, desde el 15 de julio, por la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT).
Es necesario reforzar los monitoreos y operativos de fiscalización en todos los departamentos, y más aún cuando se trata de reservas naturales que, además de albergar especies de árboles y plantas nativas, son el hogar de una cantidad incontable de animales que sufren por el fuego.
La atención inmediata debe ser priorizada y no ver desde el palco cómo se consumen y quedan en cenizas la fauna y flora. Las autoridades de todos los niveles, en coordinación con los pobladores, deben trabajar en acciones concretas, porque desde hace varios años Bolivia afronta incendios de gran magnitud y hasta la fecha no contamos con un plan estratégico que los evite.