Nueve meses después de entrar en funcionamiento, el tren metropolitano de Cochabamba está creciendo en términos físicos, pero no ocurre lo mismo con el número de personas que utilizan sus servicios. Este último aspecto tendría que merecer una atención mayor y más eficiente de la Unidad Técnica de Ferrocarriles (UTF), dependiente del Ministerio de Obras Públicas y de Mi Tren, la operadora de ese transporte.
Si bien la línea amarilla aún no tiene definido su trazo y sólo existe en proyecto, las otras dos están funcionando con regularidad y una de ellas, la roja, se amplía hacia el sur: en septiembre se prevé que el tren llegue hasta Uspha Uspha, a 9 kilómetros al sur de la ciudad.
La línea verde está lista hasta Sipe Sipe, pero el servicio llega por el momento sólo hasta Quillacollo.
Y, en la ciudad, avanzan los trabajos para conectar la estación central del tren metropolitano con la antigua.
La iniciativa de ampliar la vía férrea y los servicios del tren hacia el sur, casi duplicando la longitud del trayecto de la línea roja y de unir la antigua estación ferroviaria interdepartamental con la central, posiblemente será un efecto positivo en el incremento de usuarios.
Usuarios que, pasada la curiosidad de los primeros meses, se han reducido en número, en ambas líneas, según constató Los Tiempos hace seis semanas, aunque el personal de la operadora asegura que en horarios picos y los fines de semana la afluencia aumenta.
Pero con unos 1.200 pasajeros diarios de lunes a viernes, y el triple en fin de semana, este servicio está lejos de la explotación plena de su potencial para ser sustentable económicamente.
Para lograr eso se necesita que la gente descubra y se beneficie de su utilidad. Es imprescindible la integración del tren urbano con el transporte convencional, pues ambos son complementarios.
Esa complementariedad podría darse de manera espontánea, pero seguramente demoraría un buen tiempo, así resulta urgente y necesario un plan que integre los servicios del tren con los de los micros, minibuses y autos que transportan pasajeros a cambio de un pago: es decir unas 750 mil personas del área metropolitana de Cochabamba, según el Plan Maestro de Movilidad Urbana Sustentable, formulado en 2015.
Dicho plan tendría que considerar también la utilidad del tren para quienes manejan bicicleta —que puede transportarse en los vagones— y/o se desplazan en sus propios vehículos motorizados —que podrían quedarse en estacionamientos próximos a las estaciones.
Sin un plan integrador del tren en los hábitos de transporte de la gente, existe el riesgo de que éste se convierta en un servicio poco útil e incapaz de autosustentarse.