El burdo fraude electoral cometido por los chavistas en Venezuela ha venido a desnudar los hilos que manejan el más grande poder económico que ha conocido Sudamérica hasta ahora, sostenido por la cocaína.
Dos gigantes aviones rusos llegaron a Maiquetía con refuerzos para el narco-gobierno, así como decenas de avionetas cubanas con refuerzos para la represión, además de un avión de BoA, con pertrechos, o un poco de “merca” para ayudar a sustentar los gastos.
Roberto Saviano, el italiano que escribió dos muy buenos libros sobre el poder político de la droga, dijo que el chavismo no es un proyecto político, ni siquiera una dictadura, sino solamente un “narco-estado disfrazado de revolución”.
Alude al hecho de que el chavismo no ha podido, o no ha querido, explotar los más grandes yacimientos de petróleo del mundo y ha preferido concentrar su atención en los negocios del Cártel de los Soles.
La explicación es que el petróleo es un recurso natural y su explotación beneficia al Estado venezolano, porque los ingresos que genera entran en las arcas fiscales, mientras que la droga manejada por el Cártel de los Soles es un negocio privado, de los chavistas, sin que el Estado venezolano intervenga.
El Estado venezolano no interviene, pero, a cambio, intervienen rusos, chinos e iraníes, los socios internacionales, lo que le dan a toda esta farsa la apariencia de un proyecto geopolítico, contrario a las democracias capitalistas.
Lo que tiene este nuevo eje es el apoyo de los payasos que el eje pone en cada país de la cadena de narco-estados, un apoyo basado en el hecho de que la “merca” vale 2.000 dólares en los países de origen y 30.000 en los de destino.
Pero no les hables a los payasos locales de la división internacional del trabajo, porque no van a entender. Lo que entienden es que deben obedecer a quienes les mandan utilidades multiplicadas por diez de la “merca”.
Los payasos de Venezuela no pueden ser cambiados porque los conductores del eje no quieren ocuparse de minucias que se dan en los países de origen, donde la cocaína cuesta 1.500 dólares el kilo, mientras que en Europa cuesta 50.000 o 90.000.
Es el colonialismo del narcotráfico. Ni la plata de Potosí ni el estaño, ni nada de lo que explotó en estas tierras produjo, jamás, los recursos que llegan de la diosa blanca.
No vas a derrocar a los payasos que el eje pone en nuestros países. El eje maneja recursos que ningún poder económico, ni de Atahuallpa ni Mojtesuma, ni los españoles, han sido capaces de reunir jamás.
En un año, solamente al puerto de Roterdam llegan 1.300 toneladas de cocaína. Si cada kilo cuesta 50.000 dólares, quiere decir que estamos ante el poder económico jamás conocido en estas tierras desde antes de la llegada de Colón.
Yo voto porque se active el TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.