En medio de una disputa legal, la Alcaldía de Cochabamba y un grupo de suboficiales y sargentos se disputan la propiedad de predios en la zona de Pilihuachana, dentro de la OTB Chimba Central. La Subalcaldía Molle paralizó ayer las obras tras verificar material de construcción y maquinaria en el sector identificado como un área verde.
El subalcalde de la comuna Molle, José Antonio Goytia, sostuvo que los terrenos están en litigio, pero subrayó que la última partida reconocida favorece al municipio. “Hemos recibido información de que algunas personas intentan construir en la zona, trasladando maquinaria y materiales sin autorización. Como medida, hemos paralizado las obras y tomaremos acciones judiciales para evitar cualquier intento de ocupación de terrenos que pertenecen al municipio”, sostuvo.
El director de Bienes Municipales, Wilson Espinoza, subrayó que más de 770 mil metros cuadrados en Pilihuachana pertenecen a Cercado desde 1957, como parte de una cesión de la Urbanización Vivienda Militar.
“Tenemos el folio real inscrito a favor de la Alcaldía y el plano de urbanización que lo respalda como área verde. Vamos a defender la propiedad del municipio en cualquier instancia jurídica que sea necesaria”, explicó Espinoza. Como medida preventiva, la Alcaldía desplegó guardias municipales en la zona para garantizar que los terrenos no sean ocupados.
Por otro lado, el grupo de suboficiales y sargentos que es parte de la urbanización privada SUB- SAR, representados por Wolfan Pérez, también defiende su derecho propietario.
“Nuestra inscripción data de 1950 y, en la vía judicial, tenemos el mejor derecho propietario. La cesión que se hizo al municipio es en otro sector”, argumentó Pérez.
Además, informó que iniciaron un proceso penal contra los funcionarios municipales, acusándolos de allanamiento y agravantes. “Son 150 mil metros cuadrados que nos pertenecen, pero apenas estamos recuperando 23 mil”, añadió.
Ambas partes presentaron documentos que respaldan sus derechos sobre los terrenos en disputa, en medio de gritos y acusaciones. Vecinos de la OTB Chimba Central también se manifestaron en defensa del área verde municipal, apoyando las acciones de la Alcaldía.
Los incendios forestales que asolan Bolivia desde hace más de tres meses han arrasado ya 4 millones de hectáreas, devastando miles de árboles y acabando con innumerables vidas animales. El impacto humano es igual de aterrador: familias enteras han tenido que ser evacuadas, viviendas se han convertido en cenizas, y niños y jóvenes han dejado de ir a la escuela por seguridad.
En aquella tarea, en la mayor parte de los casos un tanto mecánica y dicotómica, de buscar causas y responsables del mayor ecocidio y desastre ecológico producido en Bolivia, hay muchos puntos de vista.
En mi anterior columna, había adjudicado esa ignominiosa responsabilidad al expresidente Morales, al régimen y su partido. Los datos son elocuentes. Con el discurso del “vivir bien” se convirtieron en los más perversos depredadores de la Madre Tierra.
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Escenas apocalípticas surcan incesantes y veloces por medios y redes sociales imprimiendo horror en las pupilas y en la conciencia de los usuarios, sean quienes sean. Se integran en una saga de largometrajes anuales sobre la base de la cual Bolivia ocupa el tercer lugar en el mundo en materia de incendios, luciéndose como un hueco en hundimiento sostenido. Imágenes satelitales y fotografías aéreas tiñen de rojo Bolivia en el centro del espacio de Sudamérica.
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HUMBERTO VACAFLOR GANAM
Dar de comer a los bomberos voluntarios que tratan de apagar los incendios de los bosques es un pecado que debe castigarse con la muerte, según los incendiarios.
La profesora Marisabel Moirenda Urape, de 28 años, fue asesinada en Guarayos por los sicarios de la transnacional del crimen organizado que maneja estos incendios.
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IGNACIO VERA DE RADA
Como dice el filósofo H.C.F. Mansilla en su libro Filosofía occidental y filosofía andina (2016), “la idea del necesario equilibro entre el Hombre y la Tierra y la consciencia de la violación del medio ambiente por la civilización industrial, trajeron consigo por aquellos años una reevaluación de la ‘sabiduría indígena’, la que se expandió desde las selvas amazónicas hasta la zona montañosa de los Andes, dando una nueva oportunidad a la filosofía andina”.
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