Real Madrid acabó ayer con el sueño de Pachuca y se alzó con el título de la Copa Intercontinental, luego de imponerse 3-0 en duelo correspondiente a la final y que se jugó en el estadio Lusail de Catar.
El Merengue sumó así otro trofeo a su extensa vitrina, agrandando su imagen tras la gran cantidad de títulos consolidados este año: La Liga, Supercopa de España, Liga de Campeones y la Supercopa de Europa.
Real Madrid parece no tener un techo y lo demostró en un partido de intenso trámite en el que los Tuzos aguantaron 37 minutos.
Fue precisamente en ese minuto que Vinicius Júnior, recientemente galardonado con el premio The Best, asistió desde la banda izquierda para la definición del francés Kylian Mbappé.
El 2-0 fue cuestión de tiempo y el galo se vistió esta vez de asistidor, tras entregar el esférico para la definición de Rodrygo.
Finalmente, a instancias del VAR, Real Madrid selló el 3-0 con el lanzamiento penal ejecutado por Vinicius, que cerró una media temporada con éxito (39’ ST).
De esta manera, Real Madrid se consagró como el primer campeón de la Copa Intercontinental de FIFA (no confundir con la antigua Copa Interncontinental UEFA-Conmebol).
En cuanto a Pachuca, el saldo para el cuadro mexicano no fue tan negativo: se alzó con el título de las copas Derbi de las Américas (3-0 ante Botafogo) y Challenger (0-0, 6-5 en penales ante Al Ahly de Egipto).
El once egipcio tampoco se fue con manos vacías, tras alcanzar la corona de la Copa Asia-África-Pacífico (3-0 ante el emiratí Al-Ain).
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
RONNIE PIÉROLA GÓMEZ
Cuando Marcial Muyurina se dedicó a la política, lo hizo por una trastada del destino, un alarde de la muerte más que una vocación de la vida.
Cuando Marcial Muyurina se dedicó a la política, lo hizo por una trastada del destino, un alarde de la muerte más que una vocación de la vida.
ENRIQUE FERNÁNDEZ GARCÍA
Hay razones éticas, políticas y económicas, entre otros criterios, para rechazar los planteamientos de quienes defienden el comunismo. Por cierto, incluyo a lo que, según Marx, sería su estadio anterior, vale decir, el socialismo. Porque, más allá de lo teórico, su puesta en práctica ha resultado siempre un desastre. No me refiero sólo al milagro de multiplicar pobres, sin panes ni pescados, sino también a las cárceles y fosas que fueron engendradas por sus regímenes.
Hay razones éticas, políticas y económicas, entre otros criterios, para rechazar los planteamientos de quienes defienden el comunismo. Por cierto, incluyo a lo que, según Marx, sería su estadio anterior, vale decir, el socialismo. Porque, más allá de lo teórico, su puesta en práctica ha resultado siempre un desastre. No me refiero sólo al milagro de multiplicar pobres, sin panes ni pescados, sino también a las cárceles y fosas que fueron engendradas por sus regímenes.
¿Declarar el 6 de marzo, aniversario de El Alto, feriado nacional? ¿Por qué no?
No estoy en contra a priori. Sólo digo que sería abrir la puerta a una infinidad de reivindicaciones similares.
Bajo esa lógica estrecha y provinciana, tendríamos que declarar feriado el 20 de julio por ejemplo, día de la llegada del hombre a la Luna. Esto, considerando que los políticos de nuestro país, sobre todo en la oposición, viven en dicho astro.
¿Declarar el 6 de marzo, aniversario de El Alto, feriado nacional? ¿Por qué no?
No estoy en contra a priori. Sólo digo que sería abrir la puerta a una infinidad de reivindicaciones similares.
Bajo esa lógica estrecha y provinciana, tendríamos que declarar feriado el 20 de julio por ejemplo, día de la llegada del hombre a la Luna. Esto, considerando que los políticos de nuestro país, sobre todo en la oposición, viven en dicho astro.
“El horror, el horror”, susurra moribundo el coronel Kurtz con la mirada detenida en algún punto de la jungla. En su rostro, entre el sudor y la sangre, los labios se mueven apenas y los ojos parpadean lentos, agonizantes. El escenario se tiñe con la luz de la luna, el sacrificio de la vaca, los tambores rituales, el zumbido de las moscas.
“El horror, el horror”, susurra moribundo el coronel Kurtz con la mirada detenida en algún punto de la jungla. En su rostro, entre el sudor y la sangre, los labios se mueven apenas y los ojos parpadean lentos, agonizantes. El escenario se tiñe con la luz de la luna, el sacrificio de la vaca, los tambores rituales, el zumbido de las moscas.