Pablo Huaman, Estefania Tufiño e Ysrael Pereira
Gabriel García Márquez nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, localidad de Colombia, donde pasó su infancia bajo la influencia de su abuelo, un veterano de la guerra liberal. Se mudó a Cartagena donde inició como periodista en diversos medios como “El Universal o El Heraldo” y años después se consagró como escritor literario y pese a que no terminó sus estudios superiores, la Universidad de Columbia le concedió un doctorado en honoris a causa de Letras. En 1958 se casó con Mercedes Barcha, con quien tiene dos hijos. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982. Su legado incluye novelas, relatos y su autobiografía “Vivir para contarla”, siendo una figura esencial en la literatura en español del siglo XX y una influencia perdurable para generaciones posteriores de escritores. García Márquez falleció el 17 de abril de 2014. “En agosto nos vemos”, fue publicada el 6 de marzo de 2024, compuesta por 150 páginas. La historia gira en torno a Ana Magdalena Bach, quien cada mes de agosto toma un transbordador hasta una isla del Caribe para visitar la tumba de su madre. Este hecho es en una invitación irresistible para que Ana se transforme en una persona diferente por una noche al año.
En la novela, el deseo femenino emerge como una fuerza poderosa y liberadora que impulsa a la protagonista Ana Magdalena Bach a confrontar su pasado y las decisiones en el transcurso de su vida. Durante su visita anual a la tumba de su madre, Ana experimenta encuentros amorosos que van más allá de la satisfacción física, convirtiéndose en momentos de profunda realización personal. Estos encuentros le permiten explorar facetas reprimidas de su identidad y reflexionar sobre las conexiones emocionales y las decisiones que han moldeado su camino. En este contexto, el deseo femenino actúa como un catalizador que ayuda a Ana a reconciliar su presente con su pasado, desafiando las normas sociales y redescubriendo su capacidad de amar y sentir plenitud. García Márquez utiliza este deseo para resaltar la vitalidad y complejidad de la experiencia femenina, demostrando cómo nuestros anhelos y pasiones más íntimas son fundamentales para comprender y aceptar nuestra verdadera identidad.
La soledad es un tema que se desarrolla de manera profunda a lo largo de esta narrativa. Los personajes, inmersos en sus propias experiencias y recuerdos, se enfrentan a una soledad que va más allá de la simple ausencia física de compañía. En las melancólicas tardes de agosto, esa soledad palpable susurra los ecos de un pasado irremediable, recordando decisiones no tomadas y amores no correspondidos que se convierten en sombras que acechan en cada rincón. Las paredes del hogar de Ana Magdalena, testigos silenciosos de sus vivencias, parecen hablar en un lenguaje de sombras y silencios, evocando una vida marcada por amores incompletos y amistades desvanecidas en el tiempo. En esa profunda soledad, Ana Magdalena encuentra un espejo para reflexionar sobre las conexiones invisibles que la atan a su pasado, confrontando su historia y comprendiendo que cada acción pasada resuena en su presente.
Si bien es cierto, nuestras acciones y conexiones con el pasado están ligadas con un tema no considerado sencillo, ese es la infidelidad; como se presenta en “En agosto nos vemos”, la última obra de García Márquez. Con el paso de la lectura de dicha obra, nos podremos percatar que Gabriel García nos insiste una y otra vez a reflexionar acerca de lo débil y frágil que pueden ser nuestras decisiones y compromisos que tomamos a lo largo del diario vivir; a menudo, impulsadas por el apetito y la búsqueda de algo que se carece, hablando en el ámbito emocional y psicológico. La infidelidad, aparte ser un hecho de total vileza, es un destello, tanto de nuestras inseguridades, como nuestras frustraciones, un descontento con la vida y un descuido total al mantener la felicidad y armonía. En el proceso de lo indagado, fuimos testigos de cómo los enlaces del pasado, los amores no correspondidos y los compromisos no cumplidos siguen influyendo en el presente. Los personajes, aunque a veces actúan de forma momentánea, buscan sentido y compromiso en un entorno que parece carecer de ellos. La infidelidad se puede definir como una señal de las necesitadas emociones que carecen dentro de cada persona. “En agosto nos vemos” nos ofrece la dicha de confrontar nuestras decisiones, de cuestionar la certeza y seguridad de nuestras relaciones y, por último, a recordar que el ayer siempre se encuentra presente, forjando nuestro destino de formas que no abordamos de manera absoluta.
Finalmente, ha habido mucha polémica en esta obra, a pesar de ello estamos seguros de que no fue un trabajo sencillo, ya que, conforme avanzamos con la lectura, el autor nos muestra la historia con sus detalles, sus particularidades, sus ambientes y personajes que conectan de una manera en la que podemos sumergirnos como protagonistas; no obstante, dicha obra fue y sigue siendo un objeto de crítica y reflexión. La lectura nos dejó con mucho que desear, y no somos los únicos que piensa de esta manera; por otro lado, hay personas que simplemente les encantó y se quedaron con ello, pero si realmente uno se sumerge en lo profunda que es la obra, llegas a un punto en el cual analizas y cuestionas. La habilidad de García Márquez para abordar estos temas profundos fue evidente para nosotros.