“Ana Rancheritay no me mires con desprecio, yo no voy por tu plata es por tus ojos paloma mía, yo no voy por tu plata es por tus ojos paloma mía”. Esta es la letra de la cueca Ana Rancherita, un tema emblemático de los valles cochabambinos interpretado por las orquestas vallunas, que tienen como instrumentos esenciales el saxofón y el acordeón.
Esta música criolla característica de Cochabamba y de los valles cruceños estuvo muy moda en la segunda mitad del siglo XIX, pero, a partir del siglo XX, fueron desplazadas por la música más moderna, como la cumbia.
Para el sociólogo, investigador, docente de la UMSS y autor del libro La Ópera Chola, Mauricio Sánchez, el acordeón fue fundamental en la cultura campesina valluna, pero también tuvo mucho éxito en América Latina.
A diferencia de México, Colombia y Argentina, donde el acordeón sigue vigente y se usa en la música moderna, en Cochabamba sólo las personas mayores lo prefieren. “Ha cambiado el gusto generacional y esto tiene que ver con el éxito de la cumbia, que disminuye el uso del saxofón y acordeón, pero ese acontecimiento merece una investigación propia. Cuando un género musical no pasa la barrera de los gustos generacionales está condenado a desaparecer”, señala el experto. Aclara que las orquestas vallunas tocan canciones criollas y se trata de “música chola con instrumentos occidentales apropiados, (que fue) del gusto de los campesinos vallunos de los años 60”.
Por su parte, el gestor cultural, Ubaldo Romero explica que estos instrumentos ingresaron al país en la época republicana, con la llegada de inmigrantes alemanes, ingleses y españoles, por lo que surgió una mezcla cultural y la apropiación de estos instrumentos extranjeros que gustaron a la población criolla.
“Se vivió una fusión cultural, se empezó a usar instrumentos europeos, como la guitarra, piano, acordeón, concertina, saxofón, trompeta y otros. En los valles se fueron apropiando de esos instrumentos y, de esa manera, hubo una mezcla cultural étnica muy originaria de Cochabamba, que dio lugar a su cultura mestiza criolla con influencias extranjeras, pero con características vallunas, (y música) mezclada con instrumentos extranjeros y nacionales”, afirma Romero.
Esa fusión cultural es muy representativa de las áreas rurales de Cochabamba. “Esta música se ha identificado totalmente con los valles cochabambinos, son parte de las fiestas de cumpleaños, matrimonios y otros eventos. Pero además son parte de la práctica ritual en los matrimonios, como el momento de encuentro de los padrinos con la pareja. Por todo esto se han constituido como principales representantes de las culturas folklóricas vallunas”, concluye. También está muy presente en las celebraciones de Carnaval, Pascua, Santa Vera Cruz y Todos Santos.
Romero también considera que la cumbia chicha “absorbió” a las orquestas vallunas, porque el resultado musical artístico para muchos es similar. “Son los grupos cumbieros que han acaparado este espacio”, dice.
Las orquestas vallunas usan concertina o acordeón y el saxofón también lo pueden remplazar con la trompeta. Algunas también utilizan guitarra, charango y guitarra electrónica.
Orquestas
El director de la orquesta Vavizacli, José Luis Rojas Pinto, calcula que actualmente en Cochabamba existen unas ocho orquestas vallunas que tocan con saxofón y acordeón, pero en 2013 había más de 20, cada año esta cantidad disminuye.
“Urpi”, “Sauce llorón”, “Ana Rancherita”, “Palomita, calzón de seda, “Desde la rotonda” son sólo algunos de los temas emblemáticos interpretados por los grupos Sonora del Valle, Orquesta Danubio, Orquesta lo Nuestro y otros, que eran muy conocidos en los años 80.
Rojas explica que las orquestas vallunas se caracterizan por tocar cuecas, huayños y otros ritmos nacionales con acordeón, saxofón, batería, teclado y bajo, principalmente. Las que todavía existen se han adaptado al cambio y en su repertorio ofrecen una variedad de música folklórica y cumbias, para seguir vigentes y ser contratadas. Ese es el caso de la orquesta Vavizacli, que ofrece música para todos los gustos, pero también interpreta música nacional con acordeón y saxofón.
“El negocio de la música está un poco irregular, tenemos presentaciones una o dos veces por semana. Pero en septiembre hay más demanda de la música de orquestas vallunas porque hay matrimonios, otra época alta es en carnavales. Para tener más contratos, ahora tenemos un repertorio más variado para que la fiesta sea agradable para todos, tocamos cumbias antiguas y modernas, todo lo nacional y música variada”, explica el director de la orquesta.
El artista indica que las orquestas vallunas están desapareciendo porque cada vez hay menos saxofonistas y acordeonistas, eso se debe a que no es tan rentable como tocar batería o guitarra. Explica que la situación del saxofón es más crítica, pues casi ya no hay personas que lo tocan y debido a esa situación Rojas tuvo que aprender a tocar este instrumento.
“Yo toco guitarra, pero aprendí el saxofón viendo la necesidad, ya no hay saxofonistas y ahora es muy demandado”, cuenta. Aclara que la situación del acordeón es mucho mejor porque todavía hay gente que lo toca y el instrumento musical está comenzando a retomar importancia gracias a la influencia de la música mexicana, como la del grupo Frontera, que está de moda.
“El acordeón no desaparecerá, está gustando a la gente joven que ahora está exigiendo que toquemos con acordeón temas modernos del grupo Frontera y nos hemos adaptado para seguir adelante. Con el saxofón tocamos temas antiguos de los Bybys, pero con este instrumento no hay temas de moda y sí podría desaparecer”, dice el músico.
Añade que el sonido del acordeón gusta mucho a la población adulta y de la tercera edad de Cochabamba. “El sonido del acordeón es más claro que el teclado eléctrico, es más definido y trae recuerdos.
Hay gente que vive fuera del departamento y extrañan esa música, por eso, nos contratan. Tenemos más presentaciones en Quillacollo, Colcapirhua y Sacaba”, detalla.
Algunas orquestas vallunas vigentes son Sentimiento del Sur, Del Valle, Precisión del Valle, Jazz-Azul y otras más pequeñas.
Incentivo
Sánchez considera que las autoridades deben proponer políticas y hacer una gran gestión cultural para rescatar estos elementos de la cultura valluna.
“Si no quieren que se pierda (esta música) hay que incentivarla, pero la gente tiene sus gustos. Se pueden tomar políticas culturales de valoración, que le corresponde a los municipios, eso implicaría realizar grabaciones, promociones, estimular estos ritmos entre los más jóvenes. Hay medidas que se aplican para el rescate del patrimonio”, indica el investigador.
Según Romero, en 2013 más de 50 orquestas se inscribieron para participar del Festival del Acordeón y la Concertina, que se realiza en la ciudad de Cochabamba por el Carnaval, pero actualmente calcula que sólo existen unas 15, debido a que muchas han desaparecido después de la pandemia de Covid-19.