Una profunda indignación causó la tala indiscriminada de 74 árboles que adornaban y daban sombra a lo largo del canal de riego en Linde Sur, Tiquipaya. Los afiliados al Sistema de Riego No. 1 La Angostura, plenamente identificados y a pesar del cuestionamiento de los vecinos, acabaron uno a uno con la vida de los ejemplares.
De acuerdo con el relato de los testigos, los regantes justificaron su accionar señalando que debían hacer la limpieza de los canales, pero los árboles les perjudicaban y los eliminaron. Para activistas, vecinos y la población en general, este hecho se constituye en un ecocidio o “daño grave a la biodiversidad, los ecosistemas y los derechos de la Madre Tierra”, por lo tanto amerita una sanción ejemplarizadora.
El alcalde de Tiquipaya, Juan Pahuasi, fue claro al decir que no hubo autorización para la tala o poda de árboles, sino sólo para la limpieza del canal, actividad que se realiza cada año. Sin embargo, algunos funcionarios municipales —según videos difundidos por los afectados— participaron y protagonizaron la brutal “masacre verde”.
Pahuasi presentó una denuncia ante la Fiscalía de Cochabamba por daño ambiental contra los regantes, pero también advirtió con sanciones administrativas. “No vamos a permitir que se tala indiscriminadamente, menos sin tener una autorización”, declaró la autoridad edil.
Desde el Concejo Municipal de Tiquipaya también se anunciaron sanciones de acuerdo a la Ley Municipal 108 de 2021 de Protección y Conservación del Arbolado Urbano. La normativa determina una multa de mil bolivianos por cada árbol talado; además, los involucrados deben plantar 10 ejemplares por cada especie dañada.
A esto se suma la reforestación anunciada por el municipio que se llevará a cabo este sábado con la colaboración de la empresa Misicuni. Ojalá esto permita reponer rápidamente la cadena de árboles afectados, pero la cruda realidad nos dice que demoraremos años en ver a los árboles crecer y robustecerse, eso sí, si los cuidamos bien.
También es urgente ampliar la normativa y, al mismo tiempo, endurecerla con sanciones ejemplarizadoras, porque cada día la población en general sufre por la deforestación que crece en nuestro país y que repercute en el aire contaminado y el calor extremo que soportamos.
Colectivos ambientales como No a la Tala de Árboles denuncian casi a diario la afectación de árboles en los municipios. Por ejemplo, hace dos días, observaron la política del municipio de Colcapirhua que impulsa la apertura de calles en áreas de tradición agrícola, atentando contra árboles nativos añejos como los molles.
Es urgente concienciar a la población sobre educación ambiental y socializar las normas nacionales y locales existentes, con el fin de proteger la reserva natural.