El Gobierno nacional ha decidido establecer un arancel cero para las importaciones de insumos y materias primas destinadas a la industria farmacéutica, además de habilitar una ventanilla única para el comercio exterior. Ambas medidas se enmarcan en un contexto de escasez de dólares, que ha incrementado el costo de los medicamentos y desacelerado tanto las exportaciones como las importaciones.
Además, se concretan dos puntos más de los 17 acordados en el en el Diálogo Nacional por la Economía y la Producción sostenido este mes (en varias fechas) en busca de soluciones a la economía nacional.
La creación de la Agencia de Promoción de Inversiones y Exportaciones del Estado Plurinacional de Bolivia y la reglamentación de la Ley de Inversiones son otros dos puntos destinados a fomentar un clima más favorable para las inversiones y, por ende, para el crecimiento económico.
Lo que se ve de todo esto es que estos acercamientos van marcando un rumbo en la dirección correcta, y todos estos antecedentes dejan una sensación de optimismo, una señal de que se puede ceder para ganar.
Sin embargo, aún falta el desafío mayor en la agenda bilateral: el tratamiento sobre la biotecnología y su permisión para los cultivos a gran escala, sobre todo en el oriente boliviano. Por ahora, el Gobierno ha cedido y ha dado luz verde para que se la utilice en productos destinados a los biocombustibles. El martes, también levantó su pulgar para la producción de alimentos transgénicos para exportación. Pese a todas las explicaciones científicas, el Gobierno aún tiene dudas sobre permitir el cultivo para la producción de alimentos destinados al consumo interno, cuando los agroindustriales reclaman su permisión sin condiciones para cinco productos: soya, maíz, algodón, caña de azúcar y trigo,
Otros puntos críticos entre ambos sectores son el tipo de cambio y el ajuste fiscal, temas que con solo mencionarlos causan roncha por sus efectos económicos y políticos, por lo que su abordaje reclamará mucho tacto.
De cualquier manera, todos los logros alcanzados en este diálogo son un gran avance, considerando que el sector empresarial, lejos de ser visto como un protagonista en la economía del país, fue siempre visto poco menos que como un estorbo.
Probablemente en próximos días haya más novedades en estos acercamientos y se luche por trabajar de la mano. La administración pública y el sector privado tienen sus fortalezas y debilidades y lo peor que se puede esperar es que Gobierno y empresarios trabajen sin tomar en cuenta uno al otro.