El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y representa para muchas culturas latinoamericanas la energía de la naturaleza, además es considerado como protector de la selva. Pero en la actualidad la especie está constantemente amenazada y ha perdido aproximadamente el 50 por ciento de su hábitat histórico. En Bolivia, su estado de conservación pasó de la categoría de riesgo a peligro de extinción.
Se calcula que al momento de la llegada de los europeos a América había una población de más de cien mil jaguares. Hasta mediados del siglo pasado los territorios ocupados por el jaguar se extendían desde el suroeste de los Estados Unidos hasta el centro de Argentina. Sin embargo, hoy en día, es una especie extinta en El Salvador y Uruguay, y ha sido eliminada, casi en su integridad, de Estados Unidos. Pero todavía está presente en México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Guyana Francesa, Guatemala, Venezuela, Guyana, Surinam, Paraguay, Colombia, Argentina, Perú, Bolivia y Brasil, según World Wildlife Fund (WWF).
El jaguar es capaz de habitar en distintos ecosistemas (manglares, bosques de pino templado, desiertos e incluso áreas montañosas), pero prefiere las selvas bajas tropicales y los bosques subtropicales ubicados a menos de mil metros de altura. Ahí encuentra una enorme abundancia de animales y plantas, así como agua.
El jaguar es un carnívoro clave en el equilibrio de los ecosistemas, su presencia es un indicador del buen estado de conservación de los hábitats naturales y la vida silvestre. El rol ecológico del jaguar con fines de conservación ha sido categorizado como una especie clave, indicadora y carismática.
Región
El investigador asociado del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (Mhnnkm) Damián Rumiz señala que Brasil tiene la mayor cantidad de jaguares, pero en Argentina la especie está en peligro crítico, que es la de mayor riesgo. “El felino sólo habita en Misiones, Salta y Jujuy, en el resto del país se extinguió”, dice.
El investigador señala que la población del jaguar ha disminuido gravemente en los últimos 20 años debido a múltiples causas: cambio climático, deforestación para la explotación de madera, extensión de tierras de cultivo y ganaderas, tráfico de tierras, incendios, además de su casería para el tráfico de pieles, colmillos y otras.
“Se perdió el 50 por ciento del área donde habitaban, hay países que ya no lo tienen más, en Uruguay y Salvador ya no hay. En EEUU, en su límite con México, los estudios con cámara trampa señalan que había sólo dos machos que transitaban entre ambos países”, asegura.
Rumiz asegura que la principal amenaza para el jaguar es la pérdida de su hábitat y su cacería por conflicto con los ganaderos. “De una forma u otra tratan de exterminar jaguares por el peligro para la ganadería, pero se pudo demostrar que no era tanto así, eso sólo pasa cuando el jaguar no tiene presas para alimentarse. El principal problema es el destrozo del hábitat: si se deforesta, el felino no muere, pero busca dónde comer. Los incendios también matan el alimento del jaguar”, explica.
Bolivia
En el país el jaguar se encuentra distribuido principalmente en las regiones del Pantanal, Chiquitanía, Amazonía y algunas áreas de los Yungas. Si bien su población ha disminuido en las últimas décadas, Bolivia todavía alberga una de las poblaciones más importantes de la especie a nivel regional, explica el biólogo investigador de de WCS-Bolivia, Guido Ayala.
En Bolivia, su distribución es amplia, desde los 120 metros sobre el nivel del mar hasta cerca de los 2.000 y está presente en Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija. Además, se encuentra en 16 áreas protegidas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Entre las principales amenazas para el jaguar en Bolivia están la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza furtiva y la extensión de tierras de cultivo y ganado, además del tráfico ilegal de partes del animal, detalla Ayala.
Desde 2014 se conoce que al menos 760 colmillos de jaguar han sido decomisados en Bolivia en diferentes operativos a personas que habían comprado o trataban de comercializar estas piezas. Ciudadanos chinos fueron acusados el delito de tráfico.
La cacería del jaguar está penada en Bolivia con uno a seis años de cárcel.
Protección
Según Ayala, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales trabajan en el país para proteger al jaguar y su hábitat.
“Actualmente, las poblaciones del jaguar son monitoreadas a través de estudios de campo y cámaras trampa. También existen iniciativas de educación ambiental y sensibilización de las comunidades”, explica.
Ayala estudia por más de 25 años al jaguar y usa cámaras trampa para fotografiarlos. El investigador detalló que toda la información que genera su institución fue compartida con iniciativas regionales de conservación del jaguar, como el Plan de Acción para la Conservación del Jaguar 2020-2025 del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, además del Plan Jaguar 2030, de organizaciones no gubernamentales.
Las instituciones también elaboran documentos y protocolos en coordinación entre países vecinos para el manejo transfronterizo de las poblaciones de jaguar.
“Se realiza el monitoreo continuo del estado de conservación de la especie principalmente dentro de áreas protegidas. Todo este conjunto de acciones, junto con el apoyo de las autoridades, las comunidades locales y las organizaciones de conservación, buscan asegurar la protección a largo plazo del jaguar en Bolivia”, indica Ayala.
Peligro
En el Libro Rojo de Vertebrados Silvestres de Bolivia del Ministerio de Medio Ambiente del 2009, el jaguar está categorizado como una especie vulnerable, lo que representaba que la especie enfrentaba un moderado riesgo de extinción a largo plazo. Pero la actualización del documento en 2023 categorizó al felino como especie en peligro, lo que significa que presenta un alto riesgo de extinción a corto plazo, debido a la disminución acelerada de su población.
“El jaguar estaba en vulnerable en el Libro Rojo de Bolivia, pero el año pasado hemos hecho una cuantificación y ahora está en peligro, lo hemos cambiado de categoría, sin embargo, todavía el documento no ha sido publicado por la Dirección General de Biodiversidad (DGB) del Ministerio de Medio Ambiente y está en revisión en este momento, yo creo que en los próximos meses recién se publica”, explica Ayala.
La actualización del Libro Rojo en 2023 contó con la participación de más de 100 especialistas, instituciones científicas de Bolivia que han trabajado en la revisión rigurosa, categorización y actualización de las listas de especies de vertebrados amenazados y en riesgo de extinción en Bolivia.
“Participé de dicha actualización junto a un grupo de especialistas en mamíferos. Se hizo el análisis de las especies del libro para ver cuáles están en peligro, vulnerables y demás. Pero por cambios en la DGB y demás no se ha publicado, ahorita otra vez están retomando el tema las autoridades y nos están consultando y demás”, dijo.
El libro identifica las principales amenazas que enfrentan cada una de las especies en el país y que las hace susceptibles a desaparecer.
Iniciativa
Rumiz detalló que, en Brasil, Colombia, Perú y otros países, se promueve la protección del jaguar combinándola con el turismo, pues visitantes extranjeros pagan para hacer un recorrido para avistar el jaguar. “Son proyectos exitosos, donde no se registra ningún incidente”, indica.
En Bolivia, San Miguelito Jaguar Conservation Ranch (rancho de conservación del jaguar) implementa desde hace ya casi 10 años un proyecto de ecoetnoturismo denominado “La ruta del jaguar” cuya misión principal es la conservación del jaguar.
“La ruta del jaguar” se inicia en Santa Cruz de la Sierra, llega a San Miguelito y, dependiendo de las condiciones, se complementa con una visita a San Antonio de Lomerío, afirma la institución.