El sábado 28 de septiembre de 2024 marcó un momento histórico en la aviación boliviana. Por primera vez, un vuelo comercial cuatrimotor de la aerolínea Ecojet fue tripulado en su totalidad por mujeres, desde la cabina de mando hasta el equipo de asistentes de vuelo. Este hecho, liderado por la capitana Fernanda Guzmán, simboliza un paso decisivo hacia la inclusión de las mujeres en un sector tradicionalmente dominado por hombres.
La capitana Fernanda Guzmán, quien estuvo al mando del vuelo, compartió su visión sobre lo que significa ser piloto. “Siempre me llamó la atención volar. Es un trabajo de dedicación y persistencia”, expresó Guzmán. Para ella, la clave está en no rendirse ante los desafíos, y su historia de éxito inspira a más mujeres a seguir sus pasos. “A las mujeres les digo que persigan su sueño y no descansen hasta alcanzarlo”, añadió, destacando el apoyo incondicional de su familia como un pilar fundamental en su carrera.
Por su parte, Jaqueline Milán Salvatierra, copiloto en este vuelo, tiene una trayectoria no convencional en la aviación. Comenzó como tripulante de cabina en Medio Oriente, una experiencia que despertó en ella una gran pasión por volar. Su motivación principal siempre fue demostrarse a sí misma que podía lograrlo en un campo históricamente dominado por hombres. “Este vuelo muestra que somos capaces de trabajar en equipo y lograr lo extraordinario. Es un mensaje poderoso de que las mujeres podemos estar donde queramos estar, con pasión, compromiso y dedicación”, afirmó Salvatierra, quien además tiene como meta convertirse en comandante de un avión de gran envergadura.
Inspiración
El equipo de cabina también jugó un papel crucial en esta hazaña. María Emilia Flores Marañón, tripulante de cabina, recordó cómo desde pequeña soñaba con volar. “Este logro es un honor para mí, especialmente porque no mucha gente tenía fe en mi carrera. Siempre me ha gustado inspirar a otros, y espero ser un ejemplo para las mujeres que quieran estudiar aviación”, comentó. Para ella, el apoyo familiar y económico es esencial en esta carrera, que aunque más costosa y sacrificada, también ofrece grandes recompensas.
“Espero que este logro inspire a muchas personas y muestre que la aviación no es un campo exclusivo para los hombres”, dijo.
Leslie Karina Vargas Rosas, jefa de cabina, expresó su orgullo por haber sido parte de este vuelo histórico. Su principal desafío ha sido equilibrar su vida profesional con la maternidad, pero su liderazgo firme y su capacidad para manejar situaciones críticas la han consolidado como un referente en su área. “Me imagino un futuro con mujeres tomando roles estratégicos y demostrando que somos capaces de enfrentar cualquier desafío. Mi mayor logro ha sido demostrarme a mí misma lo que soy capaz de hacer”, aseguró Vargas.
Construyendo el futuro
Este vuelo no sólo es una demostración de las habilidades de estas cuatro mujeres, sino también un símbolo de cambio en la industria de la aviación. La percepción de las mujeres en este campo ha evolucionado significativamente, y a medida que más mujeres ingresan y se destacan, se rompen barreras y estereotipos. Las historias de Guzmán, Salvatierra, Flores y Vargas envían un mensaje claro: las mujeres están preparadas para liderar en cualquier sector, incluida la aviación.
El camino hacia la igualdad de género en este ámbito aún presenta desafíos, pero eventos como este abren las puertas a nuevas oportunidades para las futuras generaciones de mujeres aviadoras. “No hay límites para una mujer decidida a lograr sus objetivos”, concluyó Vargas, resumiendo el espíritu de lucha y perseverancia que caracteriza a este equipo pionero.
Este vuelo histórico no sólo marca un hito en la aviación boliviana, sino que también se convierte en un referente para todas aquellas mujeres que sueñan con volar alto, demostrando que la aviación es un campo donde el género no define las posibilidades, sino la pasión y la determinación.
Una potosina, la primera piloto
Amalia Villa de la Tapia, nacida en Potosí en 1893, fue la primera mujer piloto de Bolivia. El 15 de marzo de 1922, se convirtió en la primera boliviana en obtener una licencia de piloto, siendo además una de las pioneras de la aviación en Sudamérica, junto a la argentina Amalia Figueredo, quien voló un avión en 1914.