Las castañas de cajú son semillas de un árbol oriundo de la cuenca del río Amazonas llamado anacardo, son conocidas como anacardos o nueces de la India y han pasado de ser un exótico fruto seco a convertirse en un alimento estrella en las despensas alrededor del mundo.
Debido a que están recubiertas por una cáscara que contiene una resina tóxica, originalmente se pensaba que las castañas no eran aptas para el consumo humano. Sin embargo, con el avance de la ciencia se descubrió que no solo se pueden comer, sino que, además, son muy nutritivas.
Consideradas un superalimento, las castañas de cajú aportan grasas saludables y proteínas, siendo ricas en antioxidantes y minerales, como el zinc, lo que las hace ideales para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la salud cardiovascular, según expertos de The Mayo Clinic.
Estas semillas tienen la forma característica de un riñón y se encuentran adheridas a un fruto carnoso conocido como “manzana de cajú”. Tras la cosecha, las castañas de cajú pasan por un proceso de secado y tostado para eliminar su capa exterior y su cáscara, que contiene una resina tóxica. Se caracterizan por su textura cremosa y son un ingrediente popular en la cocina por su versatilidad y sabor suave.
¿Por qué los recomiendan?
De acuerdo a los expertos de Mayo Clinic, comer frutos secos ―donde están incluidas las nueces de la India― es bueno para el corazón. Según detallan, ingerir las castañas de cajú con frecuencia disminuye los niveles de inflamación relacionada con las enfermedades cardíacas y la diabetes.
Las castañas de cajú son una fuente de ácidos grasos insaturados, que ayudan a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol malo (LDL), favoreciendo el aumento del colesterol bueno (HDL).
Este efecto contribuye a mantener la salud cardiovascular.
El consumo moderado de las nueces de India y otros frutos secos tienen un papel potencial en la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2, según un estudio. En este sentido, ayudan a mantener niveles estables de glucosa en la sangre, gracias a su bajo índice glucémico y contenido en magnesio, que mejora la sensibilidad a la insulina.
Las castañas de cajú son un aliado en la prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que su alto contenido de ácidos grasos insaturados ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar el colesterol bueno (HDL), mejorando así la salud del corazón.
De acuerdo a una reciente investigación, el consumo de castañas de cajú beneficia la salud intestinal en mujeres que padecen sobrepeso. Con una muestra de 40 mujeres con obesidad, en un contexto de restricción energética y durante ocho semanas, se llegó a la conclusión que estos frutos secos aportaron nutrientes y compuestos bioactivos que modularon la microbiota intestinal y la inflamación. Así, se encontraron efectos beneficiosos, como la mitigación del aumento de la permeabilidad intestinal y la pérdida de peso.
Las castañas de cajú también fortalecen el sistema inmunológico, actúan como antioxidantes, eliminan los cálculos biliares y son beneficiosos para la anemia. Los investigadores también sostienen que estos frutos secos tienen un efecto beneficioso en los ojos y la piel. Al ser ricos en vitamina C, ayudan a mitigar los problemas de la piel, como el acné, y protegen contra el envejecimiento.
Una investigación se propuso evaluar los efectos antiinflamatorios y antioxidantes de los anacardos. El estudio se realizó con ratones HHcy y los anacardos (100 mg/kg por vía oral, al día) contrarrestaron los cambios bioquímicos clínicos, el estrés oxidativo y nitrosativo, la reducción de los niveles de enzimas antioxidantes, la peroxidación lipídica, la liberación de citocinas proinflamatorias, las lesiones histológicas del tejido y la apoptosis en el riñón, colon e hígado.