Hay una clara diferencia entre los datos económicos oficiales difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la versión, también oficial, que sobre el tema dan las autoridades gubernamentales.
En algunos casos esa diferencia se manifiesta cuando los discursos anuncian, con marcada seguridad, resultados futuros de un marcado tinte optimista y las cifras finales son inferiores.
Como el referido al crecimiento de la economía boliviana, por ejemplo. Hace seis meses, al pronunciar su informe del segundo año de gestión, Luis Arce proclamaba que el Gobierno proyectaba un crecimiento del 5,1% del PIB en 2022.
Los últimos datos del INE, publicados hace cuatro días, el martes 9 de mayo, evidencian que esa expectativa estaba sobreestimada: “El PIB de Bolivia en 2022, registró un crecimiento de 3,48% respecto de la gestión anterior”, dice el informe oficial.
Pero “estamos avanzando, pese a quienes, desde afuera y desde adentro, intentan posicionar la idea de crisis económica, pese a quienes quieren sembrar incertidumbre y generar inestabilidad”, aseguraba el presidente la noche del mismo día que el INE publicó las cifras del PIB de 2022.
Ese avance sobre el que insiste el jefe de Estado parece no ser evidente cuando se observan los datos de las exportaciones del primer trimestre de este año.
Comparado con el valor de las ventas de Bolivia al extranjero en similar periodo de 2022 (3.367 millones de dólares), el de las exportaciones nacionales realizadas entre enero y marzo de este año (2.566 millones de dólares) acusa una disminución del 23%, de acuerdo con los datos divulgados hace un par de días por el director del INE.
Este decremento es atribuible principalmente al contexto internacional adverso, la caída de precios a escala mundial y los conflictos en el Perú, explica esa entidad dependiente del Ministerio de Planificación del Desarrollo.
Y el titular de esa cartera ministerial rechaza “enfáticamente” que el país esté atravesando una crisis económica. Y para robustecer énfasis menciona —entre otras— las cifras del desempleo.
“En el caso de la desocupación hemos llegado a bajar la tasa de casi el 11%, durante la gestión 2020, a aproximadamente el 4% al cuarto trimestre de la gestión de 2022”, proclama sin mencionar que más de 8 de cada 10 bolivianos que integran la población económicamente activa, trabajan en el sector informal.
También menciona la inflación, ese ministro, “el país registró la más baja de la región con el 3,12%”, dice, refiriéndose a 2022.
Veremos en unos meses, cuánto se está encareciendo ahora el costo de vida en Bolivia.