La escasez de dólares en Bolivia está provocando un doloroso aprendizaje y, como “la letra entra con sangre”, recién se empieza a entender que la clave para crecer más, generar empleos de calidad, tener una economía estable y lograr divisas para importar, había tenido que ver con exportar, pese a que en un pasado —mediato ya— hubo quien tildó a la exportación como “economía de rebalse”, despreciando el sacrificio de nuestros productores y exportadores que, con gran esfuerzo, conquistan mercados externos para ganar los dólares que precisa el país.
Bolivia enfrenta una penosa situación, dada la relativa escasez de la divisa universalmente aceptada —el dólar estadounidense— vital para la realización de transacciones de bienes y servicios a escala internacional. Digo, relativa, porque hay dólares, pero a diferencia de lo que pasaba hasta 2022, cuando casi no había límite para su compra, hoy no se ve la abundancia de la divisa como antes, además que el precio de la misma va en aumento.
Si bien el tipo de cambio oficial se mantiene en Bs 6,96 para la venta, poca gente tiene acceso al dólar a ese precio en el Banco Central de Bolivia (BCB), muy limitadamente, además, luego de semanas de postularse para ello y previo cumplimiento de muchos requisitos, haciendo impracticable el obtener sumas importantes para las actividades productivas y comerciales.
Varios han sido los esfuerzos del Órgano Ejecutivo y del propio BCB, para intentar normalizar la provisión de dólares que demanda la sociedad y, al interior de ésta, los empresarios ligados al comercio internacional. Pese a ello, el precio del dólar no deja de subir. El costo de la comisión bancaria para la transferencia de dólares al extranjero superó holgadamente el 20%, con la pública preocupación de sectores como Cifabol y Asofar (medicamentos), APIA y Aprisa (insumos agropecuarios), Anapo (productores de granos), Cainco (comercio, industria, servicios y turismo), Confeagro (agropecuaria), Fepsc, CNC, Caneb, entre otros, todos, demandando una solución a la escasez de dólares en el país. Pero ¿por qué faltan dólares?
Las reservas internacionales netas (RIN) rebasaron los 15.000 millones de dólares en 2014 gracias a la inusitada exportación que se dio al influjo de los altos precios para nuestros productos durante el auge mundial (2004 al 2014) logrando superávits comerciales que hicieron trepar las RIN hasta casi 50% del PIB, un récord solo comparable con la China, por entonces. Sin embargo, las RIN suman hoy menos de 2.000 millones de dólares ¿por qué?
Varios son los factores que explican el haber llegado a esta situación, como la dramática caída de la exportación de hidrocarburos a un tercio de su pico histórico (2013-2014) cuando superaron los 6.000 millones de dólares/año; el déficit comercial por cinco años consecutivos (2015-2019), el desbalance de 2023 y el déficit estructural del comercio de servicios, el creciente pago de la deuda externa y la salida de capitales a países más atractivos, el cobro del Impuesto a las Grandes Fortunas que ahuyentó la inversión privada nacional y extranjera, el déficit público (11 años seguidos), el alza de la importación de combustibles que hace el Estado (casi 3.000 millones de dólares/año en las dos últimas gestiones) y el contrabando de importación.
¿Por qué se siente hoy más la escasez de dólares? Porque, según información oficial, las exportaciones bolivianas —descontando las reexportaciones y los efectos personales que no implican un ingreso de divisas para el país— cayeron 2.800 millones de dólares en 2023, a lo que hay que sumar —nuevamente, sin considerar las reexportaciones ni efectos personales— el déficit comercial por casi 700 millones de dólares que se ha registrado luego de tres años de consecutivos superávits. Esto explica en gran parte la baja disponibilidad de dólares.
En 2023, no solo cayó el ingreso de divisas por exportación en 2.800 millones de dólares, sino que al haber salido 700 millones de forma neta, la merma hoy supera los 5.000 millones de dólares, siendo que en 2022 hubo un superávit de 1.700 millones, por eso es que está subiendo el dólar.
¿Cómo financiar, entonces, las importaciones que son imprescindibles para el país? Podría ser con deuda externa, sin embargo, ésta es cada vez más difícil de conseguir, además, muchísimo más costosa por el deterioro de la calificación internacional del “riesgo país”. Podríamos intentar atraer capital privado, sin embargo, las condiciones objetivas que ofrece Bolivia distan muchísimo de las que ofrecen otros países, a los cuales, incluso, fluyen capitales nacionales.
Por cierto, ¿sabía que en 2006 el tipo de cambio oficial para la venta del dólar era Bs 8,08? ¿Y como nuestras exportaciones subían y el superávit comercial crecía, el dólar fue bajando hasta Bs 6,96? Si el dólar ahora está otra vez por encima de Bs 8 ¿Por qué no aplicar tan sencilla “lección aprendida”? Algo tan simple como dejar exportar, exportar y exportar… ¡Hasta que nademos en dólares!
El autor es economista, magíster en comercio internacional y gerente del IBCE