Después del triunfo acaso lógico, quizás esperado o tal vez natural, pero también sorprendente del MAS de Evo Morales en 2006, incluido un récord significativo de votación (53,72%) que algunos atribuyeron al embajador de EEUU de aquel entonces, de quien Evo decía que era su mejor “jefe de campaña”, el país ingresó en otra etapa de su historia.
Nunca antes un partido, aparentemente socialista y nunca antes un hombre sin títulos y aparentemente indígena genuino había llegado a la presidencia.
El entusiasmo de años posteriores, incluidas las reelecciones de 2009 y 2014 de un líder que se creyó o sintió ser un mesías, aseguraba en boca de dirigentes y ministros que “ellos” (las clases oprimidas e indígena originarias) habían llegado a Palacio no para ser inquilinos, sino para quedarse por 500 años, acaso como justa revancha por 500 años de coloniaje, incluyendo en esos cinco siglos los casi 200 años de historia republicana. ¿500 años para descolonizar el país? Un sueño loable, pero utópico.
Quería evidenciarse un antes y un después en la historia y no dudaron en eliminar el apelativo de república y refundarla como Estado Plurinacional (22 de enero de 2010).
A 14 años de aquel suceso, las cosas son muy distintas. Acabó el auge de las regalías hidrocarburíferas. Expertos indican que se “farrearon” unos 7.000 millones de dólares y hoy importamos diésel. El dólar, aquel referente económico que varios años se mantuvo estable, ha desaparecido y su precio dista mucho del parámetro oficial.
El monolítico Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, aparentemente, está dividido y esto se traduce en conflictos, bloqueos, intentos de derrocamiento, etc.
Lo único cierto que sentimos hoy es que, aquel sueño de los 500 años del MAS no podrá ser, se termina el año que viene o, en el peor de los casos, será en 2030.
Los tiempos cambian, las generaciones cambian, el planeta cambia, la tecnología cambia, la cultura cambia. Y esto va a cambiar.
Recordemos que Stroessner en Paraguay solo duró 35, Franco en España fue dictador 36 años, la dinastía de los Somoza en Nicaragua acabó al cabo de 43 años. El comunismo en la URSS alcanzó 69 años, y el sueño del “reich de los mil años” de Hitler no paso de 11.
Y, aunque somos de efímera existencia, esto es un consuelo para nuestros hijos o nietos que en 100 o 150 años recordarán estos malhadados años como una oscura pesadilla, nada más.
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