Los cantantes van llegando gota a gota, lo que aumenta la curiosidad y la expectativa sobre la letra de la cantata que van a interpretar en EEUU.
Una de las principales voces es el venezolano Pollo Carvajal, que tiene largos introitos que declamar acerca del nacimiento de una de las mayores empresas sudamericanas de toda la historia, el Cártel de los Soles.
Desde Bolivia fue enviado, hace pocos días, la segunda voz, Maximiliano Dávila, con un amplio archivo de sones sobre aquella hazaña administrativa, superior a todos los ensayos por crear esquemas de integración económica en la región.
La operación fue inspirada en la exhortación de Fidel Castro, en 1991, cuando se acababa de derrumbar la madre patria socialista, la URSS, y dijo: “Ahora nosotros vamos a usar contra el imperio nuestra propia bomba atómica, la droga”.
El dictador cubano tenía antiguos vínculos con los narcos, comenzando por los que conoció y usó en la Sierra Maestra, que había sido refugio de los mayores productores y traficantes de marihuana de la isla, y que estaban junto a él cuando hizo su entrada triunfal en La Habana.
Por el momento faltan algunas voces para esta cantata que debe comprender a todos los países incluidos en el atlas latinoamericano que forma parte del Cártel de los Soles.
Por supuesto, a pedido del “comandante” Castro, Cuba debía formar parte esencial de este atlas narco, dada su ubicación estratégica en el Caribe.
El puerto de partida, a pedido de Hugo Chávez, tenía que ser Venezuela, por su condición geográfica hacia el Caribe y el Atlántico, con la ventaja de poder usar la isla en forma de caimán como autopista para llegar a EEUU.
Los proveedores, pues todos los que quisieran, con la única condición de que tengan territorios controlados por las mafias nacionales.
En el extremo meridional, la sureña Bolivia, donde la narcodictadura estaba consolidada, luego estaban los cocales de Perú controlados por Sendero Luminoso, los de Ecuador, por las FARC, y la propia Colombia, con territorios manejados por narcos disfrazados de guerrilleros.
El operativo, según el periodista brasileño Leonardo Coutinho, llegó a usar aviones militares Hércules para llevar la droga del Chapare hasta Venezuela.
Tan bueno es el negocio que la dictadura venezolana no se interesa en explotar el petróleo: un kilo de cocaína vale 250.000 dólares en Australia, en Rusia 130.000, etc.
Los cantantes que llegan a EEUU nos ofrecerán detalles enjundiosos. Esto está para contratar balcones.
Hay algunos que lloran, como el dueño del Chapare, porque saben que, en la vida, todo lo que sube, baja.