“Nunca vi un proceso electoral con tantas trabas y sin seguridad jurídica”. Con estas palabras, el vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Francisco Vargas, de Bolivia, describía el pasado martes el caos que rodea las elecciones judiciales previstas para fin de año. Estos comicios estaban originalmente programados para 2023 pensando en que el relevo de autoridades judiciales ocurriera el primer día de 2024.
RONNIE PIÉROLA GÓMEZ
Extraño le pareció a Incógnita Higuera que cada cierto tiempo las noticias traían la novedad de algún secuestro malintencionado y de alguna extorsión desmesurada, todas ubicadas y ejecutadas en las calurosas tierras del trópico cochabambino.
No se trataba de que tales delitos estaban reservados para latitudes lejanas o ciudades densamente pobladas, pero sí le llamaba la atención que tales crímenes eran más propios de lugares marcados por la solvencia y el poder.
Extraño le pareció a Incógnita Higuera que cada cierto tiempo las noticias traían la novedad de algún secuestro malintencionado y de alguna extorsión desmesurada, todas ubicadas y ejecutadas en las calurosas tierras del trópico cochabambino.
No se trataba de que tales delitos estaban reservados para latitudes lejanas o ciudades densamente pobladas, pero sí le llamaba la atención que tales crímenes eran más propios de lugares marcados por la solvencia y el poder.
ALFONSO GUMUCIO DAGRON
Si no fuera una figura patética, podríamos reír de las burradas del canciller Rogelio Mayta, tan improvisado en su cargo como un malabarista tratando de diseñar un cohete espacial: lo que no da la experiencia y el conocimiento, no puede darlo esa facha cantinflesca con la que representa a Bolivia lo mismo frente al papa Francisco que al canciller ruso Lavrov.
Si no fuera una figura patética, podríamos reír de las burradas del canciller Rogelio Mayta, tan improvisado en su cargo como un malabarista tratando de diseñar un cohete espacial: lo que no da la experiencia y el conocimiento, no puede darlo esa facha cantinflesca con la que representa a Bolivia lo mismo frente al papa Francisco que al canciller ruso Lavrov.
Las rivalidades irreconciliables en la historia política de la humanidad no son una novedad, las hubo desde tiempos inmemorables hasta nuestros días; todos, o casi todos, asociados a la gloria y a la infamia más vil y deleznable.
Las rivalidades irreconciliables en la historia política de la humanidad no son una novedad, las hubo desde tiempos inmemorables hasta nuestros días; todos, o casi todos, asociados a la gloria y a la infamia más vil y deleznable.
La hazaña de Héctor Garibay en Ciudad de México, donde obtuvo el primer lugar en la 40ª edición de una maratón dominada por africanos, se multiplica debido a sus palabras: “En Bolivia hay mucho talento y, por el tema económico, muchos sufren”.
Sufrimiento: esa es la palabra. Tanto por mi trabajo como por haber acompañado la carrera deportiva de una de mis hijas, sé que hacer deporte en Bolivia no solo es quijotismo, sino una dolorosa mala inversión.
La hazaña de Héctor Garibay en Ciudad de México, donde obtuvo el primer lugar en la 40ª edición de una maratón dominada por africanos, se multiplica debido a sus palabras: “En Bolivia hay mucho talento y, por el tema económico, muchos sufren”.
Sufrimiento: esa es la palabra. Tanto por mi trabajo como por haber acompañado la carrera deportiva de una de mis hijas, sé que hacer deporte en Bolivia no solo es quijotismo, sino una dolorosa mala inversión.