Un conjunto de expresidentes iberoamericanos, que hacen parte del Grupo Libertad y Democracia, manifestaron ayer que cualquier intento de fraude en las elecciones presidenciales de Venezuela, que se celebrarán el domingo, debe ser sancionado por la comunidad internacional.
“Cualquier intento de fraude debe ser castigado con las máximas sanciones, y se debe proceder a una judicialización internacional efectiva contra Nicolás Maduro y su círculo más cercano”, expresó Libertad y Democracia en un comunicado.
El grupo está conformado por los expresidentes del Gobierno español José María Aznar y Mariano Rajoy, así como por los exmandatarios Mario Abdo Benítez, de Paraguay; Luis Abinader, de República Dominicana; Jeanine Áñez y Jorge Quiroga, de Bolivia; Felipe Calderón y Vicente Fox, de México, e Iván Duque y Andrés Pastrana, de Colombia.
Igualmente hacen parte de esta iniciativa los expresidentes Osvaldo Hurtado, Jamil Mahuad y Guillermo Lasso, de Ecuador; Rafael Calderón y Miguel Ángel Rodríguez, de Costa Rica; Mireya Moscoso, de Panamá, y Mauricio Macri, de Argentina.
También son miembros el líder opositor venezolano Juan Guaidó y el exgobernador de Puerto Rico Luis Fortuño.
En los comicios del domingo participarán 10 candidatos, entre ellos el presidente Nicolás Maduro y el exembajador Edmundo González Urrutia, el abandonado de la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y quien lidera la intención de voto, según las encuestadoras tradicionales.
“A pesar de los obstáculos impuestos por la dictadura, el próximo 28 de julio se llevará a cabo un proceso electoral en el que figuras como María Corina Machado y Corina Lloris han sido inhabilitadas. Hoy, Edmundo González ha unificado la resistencia, gracias al liderazgo de María Corina Machado, mostrando un amplio respaldo popular frente al escaso apoyo al dictador”, expresaron los exmandatarios.
Por su parte, Nicolás Maduro aseguró que la advertencia sobre que habrá un “baño de sangre” en la nación caribeña si pierde las elecciones presidenciales del 28 de julio fue una “reflexión” y -añadió- que, si alguien se asustó por esta declaración, que “se tome una manzanilla”.