A base de fútbol y una imagen imponente como equipo, con un resultado corto para la insultante superioridad sobre la vigente campeona, España presentó su candidatura a soñar en la Eurocopa 2024, minimizando a Italia, que escapó de la goleada por la firmeza de Gianluigi Donnarumma, para sellar con tanto en propia puerta de Riccardo Calafiori el pase a octavos como líder de grupo.
Superior desde el talento, intensa, mordiendo arriba, ajena a la presión y con una imagen de equipo imponente, España pasó por encima de Italia. Superior en cada faceta del juego pero sin la precisión en el primer acto en el remate que impulsó un estreno alejado a la tensión que siempre aseguraba una cita con Croacia y desatándose en la segunda cuando el factor fortuna sonrió a quien tanto lo merecía.
Recuperó su esencia desde el balón España, aumentando la posesión pero asociándola a un fútbol directo y vistoso, repleto de vigorosidad física y talento. El de Nico Williams para convertir el partido en pesadilla para Giovanni Di Lorenzo, superado sin ayudas cada vez que fue encarado. La España de extremos amenazó por la izquierda y presentó por la derecha el talento de Lamine Yamal que hace recular al rival.
Pero a España le faltó en el primer acto lo más importante para que los momentos del fútbol más vistoso en toda la Eurocopa le acercasen al triunfo, un remate certero. Perdonó lo que nunca se debe en días grandes.
Desde el robo de Dani Carvajal, la exhibición de Nico, el centro peinado por Álvaro Morata para cambiar la trayectoria y convertirla en inesperada para Donnarumma, que se la quitó de encima para provocar el tanto en propia puerta de Calafiori (10’ ST).