Las recientes consagraciones internacionales de Gabriel Villamil (jugador de Liga de Quito) y Gustavo Quinteros (DT de Vélez Sarsfield) dejaron una gran sensación en el mundo del balompié boliviano, que abre un nuevo camino para que más futbolistas y estrategas puedan mostrar sus condiciones en el exterior.
“Pues es una alegría enorme, porque son bolivianos. A Gustavo (Quinteros) tuve la suerte de tenerlo, en su última etapa como jugador, como compañero en Wilstermann. Es una gran persona, un gran ser humano, después como técnico siempre nos hemos encontrado. Me pone muy contento porque él es una persona que se ha preparado para eso y ha roto fronteras. Ha salido campeón donde ha dirigido, eso quiere decir que cuando uno se propone puede lograrlo”, dijo Wilder Arévalo, entrenador y exjugador, acerca del nuevo título logrado por Quinteros en su país de origen.
En el caso de Villamil, el exseleccionado nacional analizó el crecimiento del volante tarijeño, que fue de menos a más en Liga de Quito y fue fundamental para conquistar el título de la Serie A de Ecuador.
“Yo creo que ahora tiene la gran posibilidad de renovar y eso es un buen síntoma para que la gente nacional abra la cabeza y no solamente quiera salir, sino que vaya a equipos protagonistas”, acotó Arévalo.
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
ENRIQUE VELAZCO RECKLING
La primera elección judicial, medida por la calidad del sistema de justicia, fue un rotundo fracaso reconocido en 2017 por el entonces vicepresidente, quien no ahorró adjetivos atribuyendo a ese primer proceso la “pestilencia” de la justicia boliviana. Sabemos ahora que, tan inusual desborde de honestidad, solo buscaba alentar la participación ciudadana en la segunda elección bajo la promesa que se corregirían errores y se nos devolvería una justicia acorde con la Constitución.
La primera elección judicial, medida por la calidad del sistema de justicia, fue un rotundo fracaso reconocido en 2017 por el entonces vicepresidente, quien no ahorró adjetivos atribuyendo a ese primer proceso la “pestilencia” de la justicia boliviana. Sabemos ahora que, tan inusual desborde de honestidad, solo buscaba alentar la participación ciudadana en la segunda elección bajo la promesa que se corregirían errores y se nos devolvería una justicia acorde con la Constitución.
CARLOS HUGO MOLINA
El jueves 27 de abril presentaré la segunda edición de Un cafetal del tamaño de Bolivia, esta vez en Sucre. La publicación tiene como subtítulo y su relación con el turismo y las ciudades intermedias para recordarnos que hemos descuidado la ecuación entre población, territorio y desarrollo, y que el error nos está pasando factura.
El jueves 27 de abril presentaré la segunda edición de Un cafetal del tamaño de Bolivia, esta vez en Sucre. La publicación tiene como subtítulo y su relación con el turismo y las ciudades intermedias para recordarnos que hemos descuidado la ecuación entre población, territorio y desarrollo, y que el error nos está pasando factura.