Boca Juniors llegó la tarde de este martes a Sucre para su partido con Nacional Potosí, en la Villa Imperial, este miércoles.
Hinchas llegaron hasta el aeropuerto Alcantarí.
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
Más aun, los candidatos no deben presentar solo lo que prometen hacer en el futuro, sino lo que han hecho antes: qué formación profesional, qué experiencia de gobierno, qué pruebas de integridad moral, qué apego a la democracia y qué apego a la institucionalidad han defendido.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
Más aun, los candidatos no deben presentar solo lo que prometen hacer en el futuro, sino lo que han hecho antes: qué formación profesional, qué experiencia de gobierno, qué pruebas de integridad moral, qué apego a la democracia y qué apego a la institucionalidad han defendido.
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
Hace algunos días, los bolivianos asistimos a elegir una vez más a las máximas autoridades de las cuatro instituciones del Órgano Judicial, que ejercerán sus cargos por seis años. Y lo hicimos obligados por el mandato de la Constitución, bajo amenaza de sanciones pecuniarias y ante el riesgo de vernos impedidos de ejercer derechos ciudadanos que nada tienen que ver con este proceso.
Hace algunos días, los bolivianos asistimos a elegir una vez más a las máximas autoridades de las cuatro instituciones del Órgano Judicial, que ejercerán sus cargos por seis años. Y lo hicimos obligados por el mandato de la Constitución, bajo amenaza de sanciones pecuniarias y ante el riesgo de vernos impedidos de ejercer derechos ciudadanos que nada tienen que ver con este proceso.
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.