Ayer, en el auditorio Valbert de la Alianza Francesa de Cochabamba, se realizó la proyección de las dos primeras temporadas de Trascender, una serie animada boliviana estrenada en 2021. El evento contó con la presencia de los creadores y el equipo de producción, quienes participaron en un conversatorio posterior para compartir su experiencia y desafíos en la creación de esta serie infantil.
Trascender: las 3 leyes ancestrales es una serie de televisión animada que fue lanzada en Bolivia con el objetivo de enseñar y expandir los valores de las tres leyes ancestrales del Quimsacharani: ama suwa, ama q’ella y ama llulla, que significan “no seas ladrón”, “no seas flojo” y “no seas mentiroso”, respectivamente.
La serie, creada en colaboración con la Unodc, la Embajada de Suecia en Bolivia y el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, fue producida por Naira y Firebot Games para Bolivia TV.
Todo el proyecto fue creado por Óscar Ricardo Encinas, quien también escribió el guion, dirigió la serie e incluso prestó su voz a uno de los personajes principales.
El argumento de la serie sigue a tres jóvenes protagonistas: Chelo, Kantu y Naira, quienes deben emprender un viaje a través de Ninguna Parte para descubrir y comprender las tres leyes ancestrales. La serie destaca por su enfoque en la enseñanza de valores morales fundamentales a través de un formato accesible y atractivo para niños y jóvenes.
Tras la proyección, el equipo de producción ofreció un conversatorio en el que compartieron detalles sobre el proceso creativo detrás de Trascender. Discutieron los retos de producir animación en Bolivia y cómo lograron combinar elementos de la cultura indígena con técnicas modernas de animación para crear un producto único que resuena con el público joven.
La serie fue originalmente estrenada en diciembre de 2021 y rápidamente fue renovada para una segunda temporada, Trascender: la segunda tierra, que fue presentada en diciembre de 2023.
El proceso de creación de la serie se inició en Tarija en 2021. Óscar Encinas y Victoria Guerrero aplicaron a la convocatoria del Viceministerio de Justicia y Transparencia Institucional que mostrara los valores ancestrales del ama suwa, ama q’ella y ama llulla.
“Yo propuse un universo mágico con pocos personajes y una Bolivia mística para que se vean todas sus regiones”, afirmó Óscar Encinas.
El evento fue organizado por la Alianza Francesa de Cochabamba y fue de ingreso libre, atrayendo a una audiencia interesada en la cultura y la animación boliviana. Además, se resaltó la importancia de la serie en el contexto de la educación de valores en Bolivia.
La serie está disponible de forma gratuita en las plataformas de Facebook del Ministerio de Educación y el Ministerio de Justicia del país, y en la página de YouTube de Bolivia APS.
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
Más aun, los candidatos no deben presentar solo lo que prometen hacer en el futuro, sino lo que han hecho antes: qué formación profesional, qué experiencia de gobierno, qué pruebas de integridad moral, qué apego a la democracia y qué apego a la institucionalidad han defendido.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
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CARLOS DERPIC SALAZAR
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
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Hace algunos días, los bolivianos asistimos a elegir una vez más a las máximas autoridades de las cuatro instituciones del Órgano Judicial, que ejercerán sus cargos por seis años. Y lo hicimos obligados por el mandato de la Constitución, bajo amenaza de sanciones pecuniarias y ante el riesgo de vernos impedidos de ejercer derechos ciudadanos que nada tienen que ver con este proceso.
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CARLOS DERPIC SALAZAR
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
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